Actualizado 24/09/2009 02:17

Enfrentamientos dejan un muerto, heridos en Honduras

Por Anahí Rama y Gustavo Palencia

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Un seguidor del derrocado presidente hondureño, Manuel Zelaya, murió en un choque entre manifestantes y la policía, horas antes de que una protesta fuera reprimida para evitar que llegara a la embajada de Brasil donde está refugiado el líder depuesto.

La comunidad internacional redobló el miércoles la presión sobre el Gobierno de facto para que permita la vuelta al poder de Zelaya, que fue derrocado hace casi tres meses por un golpe de Estado que desató la peor crisis política en América Central en décadas.

Según un testigo de Reuters, miles de seguidores del líder fueron dispersados por la policía y militares con gases lacrimógenos cuando intentaban llegar a la sede diplomática brasileña, donde Zelaya se refugió el lunes tras entrar en secreto a Honduras para intentar recuperar el poder.

"La comunidad internacional y la justicia está con nosotros, vamos a dar la vida si es necesario para que el presidente Zelaya vuelva a la presidencia", expresó Eunice Carranza, una estudiante universitaria de 24 años.

Los manifestantes se habían concentrado en la mañana para marchar hacia la embajada brasileña, desafiando el toque de queda instaurado en la tarde del lunes por temor a una ola de violencia.

La representación diplomática permanecía sitiada por segundo día consecutivo, con soldados bloqueando varias calles en sus alrededores.

Una fuente de la morgue dijo que un seguidor de Zelaya de 65 años murió baleado el martes por la noche en un barrio pobre de Tegucigalpa cuando la policía reprimió una manifestación, convirtiéndose en la primera víctima fatal desde el regreso del mandatario depuesto.

Zelaya denunció que el Gobierno de facto planea asaltar la embajada brasileña para matarlo.

"El plan es entrar y crear un conflicto y un magnicidio (...) Me informaron que había un plan para hacer parecer que me había suicidado en el momento del allanamiento", dijo Zelaya a un canal hondureño sobre un supuesto plan para asesinarlo.

El presidente de facto, Roberto Micheletti, ha asegurado que su Gobierno no planea entrar por la fuerza a la embajada, donde se alojan unas decenas de personas.

En Nueva York, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió el miércoles ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que la comunidad internacional esté alerta para asegurar la inviolabilidad de su embajada.

"La comunidad internacional exige que el señor Zelaya vuelva inmediatamente a la presidencia de su país y debe estar alerta para asegurar la inviolabilidad de la misión diplomática de Brasil en la capital de Honduras", dijo Lula, provocando los aplausos de la audiencia.

Además aseguró que se reunirá pronto con el presidente estadounidense, Barack Obama, para discutir la crisis política en el país centroamericano.

CALLEJON SIN SALIDA

Zelaya fue derrocado por las Fuerzas Armadas y expulsado del país con el apoyo de los partidos conservadores, el Congreso y la justicia por supuestamente violar la Constitución al querer forzar la reelección presidencial.

Micheletti, que rechaza negociar la vuelta de Zelaya al poder, ha pedido a Brasil que entregue al mandatario depuesto para ser juzgado por la supuesta violación constitucional y una serie de cargos de corrupción, o lo asile.

Analistas consideran que, al aceptar dar refugio al líder derrocado, Brasil se inmiscuyó en una crisis sobre la que tiene poca influencia, lo que podría perjudicar sus ambiciones de liderazgo regional.

Tras 36 horas de toque de queda, el Gobierno de facto anunció que suspendió por algunas horas el estado de excepción para que la población adquiera víveres y gasolina, pero amenazó con reprimir a grupos de más de 20 personas.

Tras el aviso, largas filas se formaron frente a los supermercados y gasolineras y el paisaje de la ciudad se transformó cuando cientos de automóviles salieron a las calles, que antes estaban desiertas.

PRESION INTERNACIONAL

En declaraciones a periodistas en Nueva York, el presidente venezolano, Hugo Chávez, cuya cercanía con Zelaya disgustó a los sectores conservadores en Honduras, describió el retorno del depuesto mandatario como el de un valiente.

"Naciones Unidas debe pronunciarse para que sea instalado Zelaya en el Gobierno de nuevo", dijo.

El líder depuesto desestimó un ofrecimiento de diálogo lanzado por Micheletti el martes, aunque dijo que contactó a personalidades para que sirvan de puente con el Gobierno de facto.

Micheletti se mostró dispuesto a dialogar con Zelaya, pero aseguró que una negociación no incluye el retorno del mandatario derrocado.

Honduras planea celebrar comicios presidenciales en noviembre; pero la comunidad internacional, que ha aislado política y financieramente a Honduras, advirtió que no reconocerá al triunfador de las elecciones.

En Washington, un funcionario estadounidense dijo a Reuters que Micheletti está dispuesto a aceptar el ingreso de una delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) a Honduras para mediar en la crisis.

El Gobierno de facto había rechazado anteriormente una propuesta de la OEA para que Zelaya vuelva al poder hasta que finalice su mandato en enero.