Actualizado 09/12/2014 15:24

ENTREVISTA-Barroso ve a la Unión Europea más fuerte tras la crisis de deuda del bloque

Por Paul Taylor

BRUSELAS, 26 oct, 26 Oct. (Reuters/EP) -

- Fuera de la enorme sede de la Comisión Europea, un cartel colgado en una lampara de la calle proclama "Titanic: últimas semanas".

Si bien se trata de un anuncio de una exposición en Bruselas sobre el crucero hundido tras golpear un témpano de hielo frente a Terranova hace un siglo, es difícil no ver la ironía, cuando Jose Manuel Barroso pasa sus últimos días a la cabeza del brazo ejecutivo de la Unión Europea mientras su sucesor, Jean-Claude Juncker, habla de "la última oportunidad de Europa".

Barroso, un ex primer ministro portugués, se enorgullece de haber ayudado a mantener a flote y ampliar la unión de 28 países europeos durante la peor tormenta económica y financiera en 50 años.

"Siempre tuve la confianza de que íbamos a prevalecer, pero tuve que empujar el barco en la dirección correcta, a veces en contra de vientos muy fuertes", dijo Barroso en una entrevista tras su cumbre número 75 como presidente de la Comisión Europea.

Su legado es haber ayudado a la zona euro a sobrevivir a una crisis de deuda durante los años 2009-2013 mediante la creación de un fondo de rescate financiero, la promulgación de normas presupuestarias más estrictas, el endurecimiento de la regulación financiera y el empezar a construir una unión bancaria europea.

Sin embargo, deja en el camino un vendaval de euroescepticismo en Reino Unido y vientos de populismo anti-Unión Europea en muchos otros estados miembros, azotados por un alto desempleo y el estancamiento económico.

DULCE Y AGRAZ

Sus momentos más felices sucedieron cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en nombre de la Unión Europea en 2012, "en un momento en el que había un montón de dudas acerca de la UE, incluso en los países europeos", y la firma del Tratado de Lisboa, que reformó las complejas instituciones del bloque después de que los votantes franceses y holandeses rechazasen la Constitución europea.

También ayudó a convertir a Europa en líder mundial en la lucha contra el cambio climático y a impulsar una energía más limpia.

Pero tras años de crisis y de noches sin dormir intentando mantener a la zona euro unida, hay otros recuerdos más amargos.

Barroso recordó ser anfitrión de una reunión con los líderes económicos de los principales bancos europeos y estadounidenses en julio de 2012, en el peor momento de la crisis.

"Les hice dos preguntas: '¿Cuántos de ustedes creen que Grecia seguirá en la zona euro al final de año? Todos excepto uno dijeron que 'no'. Luego pregunté: '¿Cuántos de ustedes creen que podremos mantener el euro en su forma actual?' Fue un 50/50", reveló.

En medio de la agitación de los mercados financieros, pasó la mayor parte de ese mes convenciendo al primer ministro griego, Antonis Samaras, de aplicar reformas radicales, y a la canciller alemana, Angela Merkel, la líder más poderosa de la UE, de mantener a Atenas en la zona euro.

"Había muchas personalidades importantes, incluso en el Gobierno alemán, diciendo que lo mejor que podíamos hacer era expulsar a Grecia y a otros para salvar al resto", recordó.

Si Grecia hubiese sido expulsada, Portugal, España e Italia se habrían visto sometidos a una presión inmediata del mercado. La supervivencia del euro, lanzado en 1999 como el proyecto económico central de Europa que sustenta su mercado único, habría estado en peligro.

Barroso dijo que hizo en ese momento un llamado a los instintos cautelosos de Merkel.

"Para mí, el punto no era tanto convencerla del interés de tener a Grecia en el euro, sino del peligro de no tener a Grecia", sostuvo.

En otra ocasión, en una tensa cumbre económica del G20 realizada en Cannes en noviembre de 2011, Barroso obtuvo el apoyo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para frenar la presión alemana de forzar a Italia a aceptar un programa de préstamo contingente del Fondo Monetario Internacional.

"Este fue, quizás, el momento más difícil", dijo.