Publicado 11/12/2014 19:47

A FONDO-Debate en la Fed pasa del momento del alza de tasas en EEUU al ritmo de normalización

Por Howard Schneider

WASHINGTON, 11 dic, 11 Dic. (Reuters/EP) -

- Para la Reserva Federal de Estados Unidos, decidir el momento de una subida de tasas de interés por primera vez en casi una década ahora es lo más fácil.

Lo difícil, y es algo que preocupa cada vez más a los banqueros centrales estadounidenses, es qué tan rápido ir después de eso, en medio de un crecimiento global irregular y el nerviosismo de los mercados durante el largo camino de la Fed hacia las políticas previas a la crisis.

Apostar al "despegue" de las tasas desde casi cero ya no es tan arriesgado, particularmente tras un reporte de empleo excepcionalmente fuerte del viernes pasado.

Tras meses de dudas por señales de debilidad de la economía mundial, los inversores han anticipado esa primera subida de tasas para mediados del próximo año, y parecen haber aceptado que la economía de Estados Unidos puede avanzar con impulso propio.

Recientes conversaciones con funcionarios, técnicos y economistas de la Fed apuntan a que el debate interno se ha movido desde el primer movimiento de las tasas al ritmo de incrementos que le seguiría.

El estancamiento de la inflación es una preocupación menor a la luz de la continua mejoría de los mercados laborales. Excluyendo algún shock grave, funcionarios indicaron que seguirán adelante con el despegue en los próximos meses, moviéndose luego cautamente para asegurar que no ahoguen la recuperación actuando demasiado rápido.

"Empezar probablemente ayude (...) de otro modo, se seguirá aplazando y aplazando y entonces el mercado simplemente seguirá postergando esto (...) hay que romper el cristal", dijo un ex responsable de la Fed familiarizado con el debate.

A partir de ese momento, "si la inflación sigue baja, habrá menos prisa (...) no habrá que actuar en cada reunión", dijo, refiriéndose a la posibilidad de subir o no las tasas en cada encuentro del banco central.

Esa sensación está arraigándose en la Fed y reduciendo las diferencias entre los siete gobernadores y 12 presidentes de los bancos regionales del organismo, que hasta hace unos meses parecían muy divididos por cuestiones como la cantidad de holgura en el mercado de trabajo.

Los funcionarios de la Fed actualizarán sus proyecciones tras un encuentro que concluye el 17 de diciembre, que posiblemente marcará una convergencia mayor de sus opiniones.

Naturalmente, hay algún desacuerdo. El ala ortodoxa, preocupada por la inflación, siente que la Fed debería actuar pronto para evitar que el estímulo monetario de la era de la crisis genere burbujas de activos y alzas de precios excesivas.

Otros, notablemente el jefe de la Fed de Minnesota Narayana Kocherlakota, temen que el banco central sea muy complaciente con el riesgo de un declive de la inflación. Un desplome financiero en China o alguna otra perturbación también podrían modificar completamente el cronograma de la Fed.

Pero con una economía menos dependiente del comercio exterior y bancos más fuertes, Estados Unidos se ve más robusto que Japón y Europa, donde la actividad no crece. Más empleos, mayores sueldos y acciones en alza y otras noticias domésticas positivas podrían establecer un escenario para que las familias jueguen un papel mayor en la recuperación.

"Se está dando todo para un crecimiento del gasto del consumidor bastante sólido", dijo Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics.

Incluso los miembros más cautos de la Fed están dispuestos a ofrecer una modesta subida de la tasa referencial, de acuerdo con entrevistas con responsables, técnicos y analistas.

Una tasa de interés de un cero por ciento deja a los responsables sin una manera simple de reaccionar si se debilitan las condiciones. También está cada vez menos en sintonía con datos que reforzaron la confianza de la Fed sobre el impulso de la economía.

De hecho, los banqueros centrales están tan confiados que incluso una clara aceleración de los precios ya no es vista como una condición para el despegue, dijeron funcionarios y técnicos de la Fed en entrevistas y declaraciones públicas.

Existe un amplio consenso en que el petróleo más barato y la fortaleza del dólar, por ejemplo, implican que la medida preferida de la Fed para la inflación puede seguir alrededor del 1,5 por ciento en los próximos meses.

Eso es considerado muy por debajo de la meta de 2 por ciento del banco central, dado el lento ritmo al que se cree que se están moviendo actualmente los precios y salarios de Estados Unidos.

En una reciente serie de entrevistas con Reuters y en declaraciones públicas, los funcionarios han dicho que tratan de mirar más allá del impacto directo del crudo en la inflación, hacia otros factores que en última instancia harán subir los precios y los salarios.

El crudo más barato probablemente reduzca la inversión en el sector energético y sus contrataciones en el corto plazo, por ejemplo, pero con el tiempo subirá la demanda en general, quizá incrementando las ganancias y las contrataciones de otras firmas, produciendo finalmente un crecimiento más fuerte.

Los funcionarios de la Fed también quieren ver la confirmación de tendencias de largo plazo de precios y salarios en factores como uso de capacidad, el tiempo que requiere llenar puestos de trabajo y una serie de mediciones de expectativas de inflación.

"Podríamos tener que desvincular las influencias de corto plazo de los precios de energía de la tendencia subyacente (...) pero realmente creo que veremos una aceleración del ritmo subyacente de la inflación", dijo el presidente de la Fed de Atlanta Dennis Lockhart a reporteros la semana pasada.