Publicado 11/09/2013 01:05

Gastos de Brasil podrían abrir el camino a una baja de calificación

Por Silvio Cascione y Asher Levine


SAO PAULO, 11 Sep. (Reuters/EP) -

- Las finanzas de Brasil van camino a deteriorarse sustancialmente el próximo año, dejando al Gobierno con pocas opciones para revivir una vacilante economía y elevando la amenaza de una baja de su calificación crediticia.

El Gobierno probablemente no alcanzará su meta presupuestaria clave en 2014, el superávit primario, de unos 50.000 millones de reales (22.000 millones de dólares), llegando apenas a la mitad de su objetivo, según estimaciones de Reuters y economistas privados.

A diferencia de la mayoría de los otros países, la meta presupuestaria más seguida de Brasil no considera los pagos de interés a su deuda, implicando que su déficit general podría ampliarse si el superávit primario merma.

Un evento de esas características podría ser un gran traspié para la mayor economía de América Latina, que ganó su calificación crediticia de grado de inversión el 2008 por su compromiso con la responsabilidad fiscal y un fuerte crecimiento económico.

Sin embargo, el crecimiento se ha desacelerado fuertemente desde el 2011 y la presidenta Dilma Rousseff ha respondido con costosas exenciones tributarias y subsidios crediticios.

La estrategia no sólo fracasó en apoyar la economía, sino que también exacerbó los problemas fiscales de Brasil. Mientras tanto, con las expectativas de que Rousseff postule a la reelección en una disputada carrera presidencial el próximo año, es poco probable que haga grandes recortes al gasto que puedan molestar a su frágil coalición política.

Una rebaja al crédito soberano, ya incorporada en los seguros contra incumplimiento de crédito (CDS) para mediados del próximo año, dejaría la calificación de Brasil apenas un escalón sobre el estatus basura, encareciendo el endeudamiento gubernamental y corporativo y erosionando aún más el crecimiento económico.

Una rebaja también podría complicar los esfuerzos para contener la inflación al desatar una mayor debilidad de la moneda de Brasil, que ha perdido un 10 por ciento de su valor frente al dólar este año.

Reuters conversó con analistas de dos agencias calificadoras que destacaron los riesgos que supone el lento crecimiento económico de Brasil en momentos en que hay poco espacio para un estímulo adicional.

"Reconocemos que aunque hay algo de espacio para políticas fiscales anticíclicas en Brasil, ese espacio es muy limitado", dijo Sebastian Briozzo, director de Standard & Poor's, que colocó un panorama negativo a la nota de crédito "BBB" de Brasil en junio.

"Entre este año y el próximo, esto es lo que estaremos evaluando para el panorama de la calificación para ver cómo se resuelve", agregó.

El Gobierno todavía dice que cumplirá su meta de un superávit primario del 2,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), pero se basa en proyecciones que la mayoría de los economistas creen son demasiado optimistas.

El superávit primario es el exceso de ingresos de un Gobierno antes de los pagos de interés sobre su deuda.

Aunque la mayoría de los analistas espera que la economía de Brasil crezca un 2,3 por ciento en el 2014, en lo que sería un cuarto año consecutivo de expansión débil, el Gobierno de Rousseff proyectó un crecimiento del 4 por ciento al preparar el presupuesto del próximo año.

El pronóstico de crecimiento del Gobierno es el resultado de una estimación muy optimista de la recaudación de impuestos, que a cambio le permitió a las autoridades justificar una expansión superior al 10 por ciento de los gastos públicos el próximo año.

La imagen cambia cuando se considera otra estimación del crecimiento económico.

Al proyectar el aumento en ingresos del próximo año dada la tasa de crecimiento del PIB esperada por economistas privados, incluyendo previsiones de inflación, Reuters encontró que el superávit primario proyectado por el Gobierno estará lejos de lo que las autoridades esperan.

Especialistas privados como Felipe Salto, profesor de la Fundación Getulio Vargas, y Catarina Braga, analista de MCM Consultores, tuvieron conclusiones similares.

Consultado por la brecha entre los pronósticos oficiales y privados, el Ministerio de Hacienda de Brasil reiteró sus estimaciones. El mes pasado, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que las previsiones actuales del Gobierno sobre el superávit primario serían revisadas a inicios del próximo año, lo que podría llevar a congelar el presupuesto.

Incluso si la economía no se desacelera el próximo año como se prevé, la meta presupuestaria probablemente seguirá siendo poco realista. El Gobierno de Brasil ha sobreestimado ingresos únicos de las concesiones de carreteras y aeropuertos, según economistas, mientras que subestima el gasto que podrían hacer las ciudades y estados en un año electoral.

El Gobierno ya disminuyó su muy vigilado objetivo de superávit primario desde el 2,3 por ciento del PIB a la actual proyección del 2,1 por ciento, aunque algunos economistas afirman que fue un vago intento de las autoridades por ser más transparentes tras años de depender de tretas contables para cumplir la meta.

Proyecciones privadas sugieren que Brasil ni siquiera se acercará a su meta el próximo año, con Barclays proyectando un superávit de apenas el 1,1 por ciento del PIB.

Analistas también siguen la reciente intervención de Brasil en el mercado cambiario mientras intenta apoyar el real luego de que llegó a mínimos de casi cinco años. El banco central brasileño ha mantenido cerrada hasta ahora la puerta de sus 370.000 millones de dólares en reservas extranjeras, pero podría tener que abrirla en los próximos meses si los inversionistas siguen perdiendo la fe en el lento crecimiento de la economía.

"Una severa pérdida de reservas internacionales y/o deterioro de la composición de la deuda del Gobierno también podría presionar la calificación", escribió en un correo electrónico Shelly Shetty, encargada de Soberanos de América Latina en Fitch Ratings.

El especialista Mauro Leos de Moody's, que tiene una nota "Baa2" para Brasil con un panorama positivo, no estuvo disponible para realizar comentarios.

Sin embargo, un potencial cambio en el panorama de Moody's en el segundo semestre podría ser "un evento clave sobre el que enfocarse", escribió David Beker, jefe economista de Brasil de Bank of America Merrill Lynch, en una reciente nota a inversionistas.

Durante un discurso en julio, Rousseff dijo que su Gobierno seguía comprometido con la responsabilidad fiscal, diciéndole a ministros y líderes empresariales que "el principio es que sólo podemos gastar lo que tenemos, por lo que no comprometemos nuestro equilibrio fiscal".

Pero muchos analistas e inversionistas podrían necesitar escuchar algo más convincente.

"Este gobierno nunca hará un fuerte ajuste fiscal", dijo Waldemir Quadros, un profesor de Economía en la Pontificia Universidad Católica en Sao Paulo que se especializa en finanzas públicas. "Olvídense de eso".

(1 dólar = 2,27 reales brasileños)