Actualizado 22/08/2009 01:55

Hambre va en aumento en México ante cruda recesión

Por Jason Lange

SAN MARTIN TEXMELUCAN, México (Reuters/EP) - Más mexicanos están cercados por el hambre debido a la severa recesión que amenaza con elevar la desnutrición y reducir los avances contra el combate a la pobreza desde mediados de la década de 1990.

La cocina de María Villalva quedó desprovista después de que perdió su trabajo como costurera hace cuatro meses. Ahora ha dejado de comprar carne y tiene riesgos de contraer alguna enfermedad por beber agua del grifo, ante la falta de recursos para comprar agua embotellada.

"Comemos lo que 'haiga' (sic): frijoles, tortillas, sopita", dijo Villalva, de 45 años, después de solicitar empleo en el parque industrial de San Martín Texmelucan, en el centro de México.

Tras gastar todos sus ahorros, ahora Villalva depende del poco dinero que su hijo obtiene vendiendo dulces en la calle.

Entre 1 y 2 millones de mexicanos van a caer tan profundo en la pobreza este año que deberán trabajar duro por obtener un bocado, dijo Rodolfo de la Torre, quien encabeza un instituto de investigación de la pobreza en México de las Naciones Unidas.

La desnutrición tiende a demorarse en llegar meses o incluso años. "Luego empiezas a ver que deja de brillar el pelo y niños con bajo peso", dijo de la Torre.

México, la segunda mayor economía de América Latina, tiene un severo problema de pobreza desde hace siglos, especialmente en las áreas rurales.

El sólido crecimiento económico de finales de 1990 y la ayuda del Gobierno contribuyeron a poner más comida en las mesas de los mexicanos más pobres, pero la situación se ha deteriorado en forma aguda desde hace algunos años, cuando subieron los precios de los alimentos.

Ahora, con el desplome en la actividad de las fábricas que está llevando a México a su peor recesión desde 1930, los habitantes en las zonas urbanas también están sintiendo el sabor de la miseria.

En San Martín Texmelucan, que atrajo a docenas de nuevas fábricas tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá en 1994, la iglesia católica comenzó este mes a ofrecer comida a las familias más pobres.

El gobierno de la Ciudad de México comenzó a abrir comedores hace algunos meses y ahora tiene unos 160.

PROBLEMAS ALIMENTICIOS

Los trabajadores sociales aseguran que hay evidencias de un aumento en la hambruna en grandes ciudades como Guadalajara y Monterrey.

"Aparece gente con buena ropa que les cuesta trabajo comer", dijo Luciano Aimar, quien dirige la asociación nacional de bancos alimenticios.

El TLCAN desató un explosivo aumento en los empleos del sector manufacturero en México, mientras nuevas fábricas comenzaban a producir aparatos electrónicos, electrodomésticos, ropa y otros bienes para su exportación a Estados Unidos.

Pero la severa recesión en Estados Unidos ha diluido la demanda de importaciones mexicanas. Las empresas al sur de la frontera respondieron el año pasado con el despido de cientos de miles de trabajadores.

La economía mexicana se contrajo un 10.3 por ciento entre abril y junio de este año a tasa anual, su mayor caída para un trimestre desde que se tienen registros.

Para los investigadores, los mexicanos viviendo en ciudades deben ganar unos 80 dólares al mes para comer lo suficiente, en tanto que los que viven en otras zonas necesitan unos 60 dólares. Unos 20 millones de mexicanos estuvieron debajo de esos niveles en el 2008.

Además de las preocupaciones normales de aquellos que viven al límite de la hambruna, se suma el prospecto de tener que pagar más por la comida. Una severa sequía en México destruyó cosechas de maíz, un alimento básico, y aniquiló a cientos de reses, lo que amenaza con disparar los precios.

"Ya no podemos comer tanto", dijo Silverio García, mientras esperaba afuera de una planta textil en San Martín Texmelucan, en donde buscaba trabajo. García perdió su empleo hace unos meses y junto con su esposa sobreviven con unos 160 dólares al mes.

Pese al dolor, la recesión actual palidece en contraste con el impacto de la crisis del Tequila de mediados de la década de 1990, cuando unos 35 millones de mexicanos batallaron para tener los alimentos suficientes.

Los investigadores dicen que una mejora en los planes de asistencias del Gobierno y una década de estabilidad financiera aliviaron el impacto.