Actualizado 25/08/2009 18:04

Joven afgano liberado de Guantánamo regresa a su hogar

Por Jonathon Burch

KABUL (Reuters/EP) - Mohammad Jawad, uno de los presos más jóvenes del centro de detención estadounidense en la Bahía de Guantánamo, Cuba, dijo el martes después de regresar a su hogar en Afganistán que había sido víctima de abusos y humillaciones durante los seis años que estuvo en custodia.

Jawad, que era un adolescente en el momento de su captura, fue acusado de crímenes de guerra por arrojar una granada que hirió a dos soldados estadounidenses en el 2002, pero fue liberado en julio por un juez estadounidense que desechó su confesión por haber sido obtenida mediante abusos.

Fue uno de los detenidos más jóvenes preso en Guantánamo. Sus abogados argumentan que tenía sólo 12 años cuando fue arrestado en el 2002, pero el Pentágono dice que exámenes de sus huesos indicaron que tenía 18 años cuando fue enviado a la cárcel.

Los abogados afirman que fue forzado a quedarse despierto, trasladado constantemente de celda en celda y tratado duramente.

Jawad llegó a la capital afgana, Kabul, el lunes y se reencontró con su familia. Fue el último liberado de la controvertida cárcel de Guantánamo, que el presidente Barack Obama prometió cerrar para mediados de enero del 2010.

"Hubo mucha opresión durante el tiempo que pasé en Guantánamo y estos actos inhumanos no duraron sólo un día, una semana o un mes", dijo Jawad a Reuters, sentado en medio de almohadones en la casa de su familia, en el sur de la capital.

"Fui oprimido todo el tiempo hasta que fui liberado. Torturaban a los presos duramente y no les permitían dormir ni les daban suficiente comida", agregó.

Jawad fue acusado de arrojar la granada a un jeep militar en el 2002. Fue arrestado y encarcelado en el centro de detención estadounidense de la Base Aérea Bagram, en el norte de Kabul, antes de ser transferido a Guantánamo a principios del 2003.

"Ellos sabían que era menor de edad, pero no les importó mi edad", dijo Jawad.

"Insultaban nuestra religión y nuestro Corán sagrado, nos insultaban y se comportaban de modo muy inhumano", añadió.

Un Jawad visiblemente cansado se paró y estrechó sus manos detrás de su espalda para mostrar cómo lo ataban sus captores.

Contó que él y otros prisioneros eran forzados a comer con sus manos atadas en la espalda, agachados y poniendo sus bocas en platos de comida.

Jawad dijo que había sido liberado porque ninguno de los cargos en su contra pudo ser comprobado.

"Recuerdo que el abogado del Gobierno estadounidense brindó evidencia en mi contra, pero no pudo probar nada y al final dijo: 'No se puede probar ningún cargo contra Mohammad Jawad, es inocente'", recordó Jawad.