Publicado 06/12/2013 01:56

El legado de Mandela: paz, pero pobreza para muchos negros

Por Ed Cropley

JOHANNESBURGO, 5 dic, 6 Dic. (Reuters/EP) -

- En los 10 años que estuvo retirado de la vida pública, Nelson Mandela dividió su tiempo entre una mansión en uno de los suburbios más ricos de Johannesburgo y su ancestral Qunu, una aldea del empobrecido Cabo del este de Sudáfrica.

El contraste no podría haber sido mayor.

En un lugar sus vecinos eran los magnates blancos de la minería y banqueros que edificaron la ciudad -y también la mayor economía de Africa- a partir de las enormes reservas de oro del país.

En el otro, los campesinos negros que vivían en modestas cabañas y subsistían con una precariedad casi inalterada durante siglos, y mucho menos en las dos décadas desde el fin del apartheid.

Aunque pocos cuestionan el logro de Mandela de evitar una guerra civil a comienzos de la década de 1990 y negociar pacíficamente el fin de tres siglos de dominio blanco, los sudafricanos comienzan a hacerse algunas preguntas difíciles.

A pesar de más de una década de acciones afirmativas para volver a equilibrar las cosas bajo la bandera del "empoderamiento económico negro", Sudáfrica continúa siendo una de las sociedades más desiguales del mundo y los blancos controlan enormes sectores de la economía.

En las palabras del líder sindical Zwelinzima Vavi, su estructura se parece al café irlandés: negra en la base con un poco de espuma blanca y algo de chocolate encima.

Un hogar blanco gana en promedio seis veces más que uno negro y casi uno de cada tres ciudadanos negros está desempleado, contra uno de cada 20 blancos.

Esos coeficientes atizan las críticas al acuerdo de 1994 que terminó con casi medio siglo de gobierno de la minoría blanca y convirtió a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica.

Los números también respaldan la percepción que uno tienen en los barrios urbanos ricos, incluyendo Houghton donde vivía Mandela, donde 19 años después del nacimiento de su "Nación del Arco Iris", la mayoría de los negros que uno ve son mucamas, guardias de seguridad o jardineros.

"Mandela fue demasiado lejos en ayudar a las comunidades no negras, en algunos casos a expensas (de los negros)", dijo el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, en un documental.

"Eso es ser demasiado santo, demasiado bueno", añadió.

¿PODER POLITICO O ECONOMICO?

Los defensores del pacto sellado por Mandela sostienen que la forma violenta en que Mugabe expropió a partir del 2000 granjas en poder de campesinos blancos en el vecino Zimbabue llevó al colapso económico y lo convirtió de un respetado héroe de la liberación en un paria internacional.

Pero sus críticas a Mandela son replicadas en algunos rincones del Congreso Nacional Africano (ANC, por su sigla en inglés), el movimiento de liberación que unió fuerzas con los sindicatos y con el partido comunista para derrocar el apartheid.

En una entrevista en el 2010 con la esposa del autor británico V.S. Naipaul, la líder anti apartheid Winnie Madikizela-Mandela -conocida también como la "Madre de la Nación"- acusó a su ex esposo de venderse tras quebrarse durante los 27 años que pasó en la cárcel.

"Mandela fue a prisión como un joven y ardiente revolucionario. Pero miren cómo salió", dijo.

"Mandela nos decepcionó. Aceptó un mal acuerdo para los negros. Económicamente estamos todavía fuera. La economía es principalmente 'blanca'. Tiene unos pocos negros, pero tantas personas que dieron su vida en la lucha han muerto sin ser recompensadas", añadió.

Incluso entre los académicos existe la percepción de que en su enfrentamiento con el entonces presidente FW de Klerk a comienzos de la década de 1990, el ANC dirigido por Mandela, que confesaba tener poca experiencia en economía, se centró demasiado en la busca de poder político en lugar de económico.

Puesto de una forma menos elegante, la posición del ANC se tradujo en una frase popular en las fiestas de los blancos ricos: "Les damos el voto, pero nos quedamos con los bancos".