Actualizado 09/09/2009 23:47

Pese a continuidad, Obama podría dejar su sello en Fed

Por Mark Felsenthal

WASHINGTON (Reuters/EP) - El presidente Barack Obama podrá dejar su sello en la Reserva Federal con el nombramiento de hasta cuatro nuevos miembros del banco central en los próximos meses, pese a que garantizó la continuidad de las políticas al nombrar a Ben Bernanke para un nuevo período al mando de la Fed.

Con la economía estadounidense encaminada a lo que parece ser una recuperación con alto desempleo, Obama podría inclinarse por nominar a personas que no muestren apuro en subir las tasas de interés antes de las elecciones legislativas de noviembre.

El presidente podría querer también una férrea defensa de las iniciativas para reducir los excesos financieros en momentos en que el Gobierno presiona para lograr controles más estrictos sobre las empresas en Wall Street.

El Gobierno quiere ampliar el rol de la Fed, dando al banco central la misión de regular las empresas cuyo colapso podría poner en peligro a toda la economía.

Actualmente existen dos vacantes en la junta de la Fed, compuesta por siete personas, y algunos analistas creen que se podrían abrir dos más.

El período de Donald Kohn como vicepresidente de la Fed vence en junio del próximo año. El miembro de la Fed, de 66 años, cuyo período separado en la junta directiva no vence hasta el 2016, no ha dado señales de que tenga planes de jubilarse, pero algunos analistas aseguran que lo hará.

Los analistas también esperan que el Gobernador de la Fed, Kevin Warsh, designado por el Gobierno de George W. Bush, estaría a punto de dejar su cargo con la llegada de los demócratas al poder, aunque tampoco ha dado señales de desear marcharse.

Obama ya ha nombrado al experto en regulación bancaria Daniel Tarullo como miembro de la junta y si el presidente tuviera la posibilidad de designar rápidamente cuatro miembros más, tendría la inusual oportunidad de moldear al banco central en el inicio de su mandato.

"Con la supervisión financiera, y si la Fed tiene más poder, tener a su gente podría ser interesante", dijo Michael Feroli, economista de JPMorgan Economics.

INCIERTO PODER PRESIDENCIAL

A pesar de que la decisión de Obama de optar por el republicano Bernanke significó dejar de lado a sus colegas demócratas como el asesor de la Casa Blanca Lawrence Summers o la presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, Janet Yellen, el mandatario logró tranquilizar a los mercados financieros, temerosos sobre el camino de la economía hacia la recuperación.

Los economistas concuerdan en que los bancos centrales son más efectivos cuando son independientes políticamente. Cualquier signo evidente de presión política podría traducirse en un alza en los costos de endeudamiento, ya que los mercados apostarían por una mayor tolerancia a la inflación.

Con esto en mente, la junta de la Fed está diseñada para estar aislada de la política, con períodos de 14 años para los Gobernadores y períodos de cuatro años para presidente y vicepresidente.

Por esto, el poder de Obama sobre las políticas monetarias al nombrar cuatro nuevos miembros es incierto.

De hecho, tampoco está claro qué tanta influencia quisiera tener el presidente.

Los Gobiernos recientes, tanto demócratas como republicanos, se han mantenido alejados de cualquier cosa que pueda ser vista como presión hacia el banco central y Obama parece ir por el mismo camino al repostular a Bernanke.

"Cuando las personas entran a la junta, es más o menos como la Suprema Corte, se dan cuenta que ya no son un abogado (...) de la persuasión política, sino que está trabajando para una institución que tiene un fuerte historial de independencia", dijo Gilbert Schwartz, un ex abogado de la Fed.

Obama también puede querer un gobernador de la Fed apto para defender el papel del banco central ante un Congreso que está resentido por los rescates de la Fed a las empresas financieras y molesto porque el banco central no logró evitar la crisis de crédito.

La Fed ha defendido sus acciones diciendo que eran necesarias para prevenir una repetición de la Gran Depresión. Pero la molestia del Congreso amenaza con demorar las presiones de Obama para dar al banco central la responsabilidad de asegurar la solidez del sistema financiero.