Actualizado 20/08/2009 03:50

Respaldo a plan de Obama para reforma a salud es frágil

Por John Whitesides

WASHINGTON (Reuters/EP) - La disputa al interior del Partido Demócrata por un programa de seguro médico administrado por el Gobierno es un duro recordatorio para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sobre cuan rápido puede dividirse su frágil coalición por una reforma al sistema de salud.

Cuando el Congreso regrese a trabajar en septiembre en la prioridad de política nacional del presidente, Obama enfrentará exigencias encontradas de parte de demócratas liberales y conservadores, líderes del Senado y la Cámara de Representantes y moderados de ambos partidos en la Cámara alta.

Todos ellos podrían reunir los votos necesarios para sepultar su plan.

"Esto nunca iba a ser fácil. Va a haber momentos muy dolorosos", dijo Bob Blendon, experto en salud y analista político de la Universidad de Harvard.

La mayoría de los analistas aún espera que el proyecto de cobertura médica sea aprobado por el Congreso. Pero su tamaño y alcance podrían verse reducidos y una larga batalla con los republicanos podría afectar políticamente a Obama, quien llegó a la Casa Blanca prometiendo una nueva era de bipartidismo.

"Hay muchos votaciones y negociaciones difíciles por delante y el camino hacia el fin aún no está claro", expresó Blendon.

Obama vivió esta semana una anticipo de los próximos desafíos, cuando demócratas liberales amenazaron con restar su apoyo luego de que la Casa Blanca pareció quedarse sólo en palabras frente a su compromiso de crear una opción de seguro público que compita con firmas privadas y ofrezca más opciones a los consumidores.

La rebelión liberal ocurrió tres semanas después de que un grupo de demócratas conservadores evitó que la legislación de reforma a la salud fuese considerada por un panel de la Cámara, hasta obtener concesiones de parte del Gobierno.

La alianza de Obama con los republicanos también ha fracasado, por lo que los demócratas evalúan si siguen adelante con ella por sí solos.

NEGOCIACIONES

Tres republicanos y tres demócratas de la Comisión de Finanzas del Senado aún están negociando un acuerdo, pero es incierto si lograrán atraer algunos votos de los republicanos, incluso de los negociadores.

"Cuando Obama se mueve a la derecha pierde a la izquierda y lo que parece posible en la Cámara no parece posible en el Senado: no está claro cómo llegar ahí desde aquí", expresó Steven Schier, analista político del Carleton College en Minnesota.

La propuesta de Obama de reformar el sistema de salud para reducir los costos, normar a las firmas de seguros y expandir la cobertura a los 46 millones de estadounidenses que actualmente carecen de seguro ha sido criticada por ambos bandos y ha sufrido retrasos por negociaciones del Capitolio.

Para asegurar su aprobación, el proyecto necesita 218 votos en la Cámara, donde los demócratas tienen 256 escaños, y 60 en el Senado, donde los demócratas y sus aliados tienen justo 60 asientos, lo que sería suficiente para acabar con cualquier esfuerzo republicano por bloquear la legislación.

Sin embargo, para alcanzar el número mágico en la Cámara, Obama debe equilibrar las demandas de más de 50 demócratas conservadores, muchos de ellos de distritos con inclinación republicana, y más de 80 miembros liberales, la mayoría de ellos en escaños demócratas que rara vez enfrentan un desafío de reelección.

Los liberales exigen que se incluya una opción de seguro administrada por el Gobierno y amenazan con no dar su apoyo si el plan carece de ella. Por su parte, muchos demócratas conservadores han expresado su preocupación sobre el costo, el plan público y el impacto sobre pequeñas las empresas.

Hasta el momento, tres comisiones de la Cámara han aprobado un proyecto de reforma a la salud que incluye una fuerte opción pública, así que por ahora Obama y sus partidarios tendrán que encontrar otras medidas para aplacar a los conservadores de la Cámara.

El blanco central de los críticos, que dicen que la reestructuración equivaldría a que el Estado asuma el control de la cobertura de salud, ha sido el hecho de que el plan sea administrado por el Gobierno para aumentar la competitividad y las alternativas en el mercado.

Sin embargo, algunos analistas indican que la batalla por una opción pública está sobreestimada y que el tema ha pasado a tener un peso simbólico más allá de su impacto real.

"Nuestra preferencia es trabajar minuciosamente este proceso y ojalá llegar a un proyecto que tenga el consentimiento de ambos partidos", indicó el portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs.