Publicado 27/02/2014 23:32

RPT-ENFOQUE-Café ofrece nuevo comienzo a desplazados por conflicto en Colombia

(Repite para agregar link a infografía)

* Campesinos encuentran en cafés especiales oportunidad de vida

* Proyecto piloto podría replicarse en otras zonas de Colombia

* Mayoría de desplazados en Colombia siguen sin retornar a sus tierras

Por Luis Jaime Acosta

SERRANIA DEL PERIJA, Colombia, 27 feb, 27 Feb. (Reuters/EP) -

- Cuando Galvis Enrique Rodríguez regresó a su finca en una zona montañosa del noreste de Colombia encontró sus cafetales invadidos por la maleza.

Habían pasado más de dos años desde que el campesino fue forzado a abandonar sus tierras en la Serranía de Perijá, una región estratégica para el cultivo de coca disputada por los guerrilleros de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y paramilitares de derecha.

"Encontré una completa desolación, abandono, tristeza, cosechas pérdidas", recuerda el hombre de 38 años en medio de verdes cafetales. "Prácticamente nos tocó iniciar desde cero".

Y lo hizo con ayuda del programa "Colombia Cafetera Sostenible" que ha facilitado hasta ahora el retorno de 600 familias de agricultores desplazadas por la violencia, creando una fuente de ingresos a través del cultivo de cafés premium para exportación.

La iniciativa de la Federación Nacional de Cafeteros está comenzando a dar frutos en momentos en que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC negocian un acuerdo de paz que incluye la reinserción de cientos de miles de campesinos desplazados.

El proyecto es uno de los pocos intentos por solucionar la situación de los cerca de 5,3 millones de colombianos obligados a abandonar sus tierras en los últimos 30 años por el conflicto interno, en uno de los peores dramas de desplazados del mundo.

Muchos agricultores desplazados pasaron a engrosar los cinturones de miseria de las ciudades de Colombia. Rodríguez, por ejemplo, sobrevivió trabajando en fincas de otros.

"Fue muy duro", dice al recordar su odisea de más de 900 kilómetros con su esposa y sus dos hijos hasta la ciudad de Villavicencio, en el sureste del país. "Tenía mi propia tierra y no podía producir en ella".

CAMBIO DE VIDA

Financiado con unos 4 millones de dólares del Ministerio de Relaciones Exteriores de Holanda, la Federación de Cafeteros y el gobierno del departamento del Cesar, el programa piloto no sólo busca facilitar la reinserción de los desplazados, sino crear una fuente de ingresos fija y reconstruir el tejido social en las comunidades campesinas del Perijá.

Los agricultores recibieron créditos a bajo costo para cultivar café de la variedad Castilla. Técnicos de la Federación Nacional de Cafeteros repartieron semillas y enseñaron nuevas técnicas de cultivos a la sombra y con abonos orgánicos.

Casi un 60 por ciento de las familias que participaron en la primera fase del programa ya obtuvieron la certificación internacional UTZ para sus granos, que exportan a Holanda con una prima de 50 centavos de dólar por libra.

"Esto le garantiza al productor que en momentos difíciles llegue a un punto de equilibro, que tenga un diferencial en términos de rentabilidad", explica Javier Pachón, coordinador del programa de cafés especiales del Comité de Cafeteros de los departamentos de Cesar y Guajira.

La firma holandesa Douwe Egberts compra el café de Rodríguez y otros agricultores del Perijá para comercializarlo en Europa, donde es ofrecido como un producto sostenible y de origen, apelando a la responsabilidad ambiental y la sensibilidad social de los consumidores.

Y no son los únicos. La emblemática marca colombiana "Juan Valdez" también lanzó una línea de cafés premium llamada "Serranía del Perijá".

Además de ofrecer asistencia técnica, el programa organizó a los productores como Rodríguez en cooperativas y restableció los canales de comercialización interrumpidos por el conflicto.

Asimismo, ayudó a reconstruir la infraestructura de las comunidades de la Serranía del Perijá incluyendo carreteras, escuelas y mejoras en las viviendas de los campesinos.

En la casa de Rodríguez, por ejemplo, los pisos que antes eran de tierra ahora son de cemento y tejas metálicas reemplazaron el antiguo techo de paja. El programa ayudó a la familia a construir su primer baño, además de infraestructura para almacenar y procesar el café.

AVANZA EL CAFE PREMIUM

Colombia es sinónimo de café. El país sudamericano es el primer productor mundial de arábigo lavado, con exportaciones que inyectan casi 2.000 millones de dólares anuales a la cuarta economía de América Latina.

Pero a pesar de una cosecha récord de 10,9 millones de sacos de 60 kilos en el 2013, una caída de los precios internacionales golpeó a los pequeños productores y obligó al Gobierno a gastar más de 500 millones de dólares en subsidios.

Los cafés especiales como los del Perijá son menos sensibles a la volatilidad de los precios, lo que explica que estos cultivos hayan ganado terreno y hoy representen alrededor de un 20 por ciento de la producción de Colombia. Las 1.200 hectáreas sembradas en la Serranía del Perijá producen 1,5 millones de kilos al año.

Y según Agustín Giraldo, director del Comité de Cafeteros del Cesar y Guajira, el programa podría implementarse también en otras zonas del país.

"Es un modelo a replicar porque ha demostrado el éxito de las alianzas público-privadas", sostiene. "Permite a los campesinos su sostenibilidad y vivir en paz".

La experiencia de los cafeteros de la Serranía del Perijá ofrece además un posible modelo a seguir si es que prosperan las negociaciones entre el Gobierno de Santos y las FARC para acabar con medio siglo de conflicto armado en Colombia que ha dejado más de 200.000 muertos.

Pero con una cobertura inicial de apenas 600 familias, debería ser extendido a otros productos agrícolas.

Y luego está el problema de la tierra. El retorno de Rodríguez y otros cientos de campesinos a la Serranía del Perijá fue posible en parte gracias a la llegada del Ejército a la zona, que obligó a un repliegue de las FARC y los paramilitares.

Eso, sin embargo, no ocurre en otras zonas del país, donde las tierras de los desplazados continúan ocupadas a la fuerza por guerrilleros o paramilitares que las usan para sembrar coca. En otros casos los títulos de propiedad fueron falsificados y las propiedades vendidas.

El Gobierno calcula que unas 8,3 millones de hectáreas, más de cuatro veces el tamaño de El Salvador, fueron arrebatadas a agricultores por guerrilleros, paramilitares o bandas armadas en las últimas décadas. Y la recuperación es lenta. En los últimos dos años, el Gobierno apenas logró devolver 200.000 hectáreas a familias desplazadas.

"A este programa le debo mucho", dice Rodríguez, "cambió mi vida. Podemos vivir en paz en nuestra tierra, haciendo lo que mejor sabemos: cultivarla".