WASHINGTON, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Casa Blanca ha lamentado la forma en que se ha desarrollado la ejecución de un preso en Oklahoma que supuestamente falleció de un infarto el miércoles, después de que las autoridades paralizasen en mitad del proceso la aplicación de la inyección letal.
La ejecución de Clayton Lockett, acusado de matar a tiros a una mujer de 19 años de edad, estaba fijada para el martes por la tarde. El preso quedó inconsciente tras la administración del primer fármaco pero posteriormente comenzó a reaccionar.
Tras cerca de 45 minutos agónicos y después de haber abortado la ejecución a causa de los contratiempos, Lockett terminó muriendo de un infarto masivo.
El portavoz de la Presidencia norteamericana, Jay Carney, ha reconocido en rueda de prensa que no ha hablado de este caso con el mandatario, Barack Obama, pero ha recordado que el país se rige por "estándares fundamentales".
En este sentido, e independientemente de que los reos hayan sido condenados por crímenes "atroces", ha subrayado que todas las ejecuciones deben desarrollarse "humanamente". "Creo que todo el mundo reconoce que en este caso no se ha llegado a este estándar", ha apuntado Carney, informa NBC News.
La gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, ha comparecido este miércoles ante la prensa para defender el funcionamiento del "proceso legal" en el caso de Lockett. La gobernadora ha enumerado los "atroces" crímenes cometidos por el reo y los recursos presentados, sin éxito, ante la Justicia.
Fallin, sin embargo, ha anunciado la apertura de una investigación "independiente" para analizar lo ocurrido y determinar la causa de la muerte de Lockett, de tal forma que el estado pueda estar "seguro" de los protocolos que se aplican en caso de pena de muerte.
La otra ejecución que queda pendiente en Oklahoma, prevista inicialmente para dos horas después de la de Lockett, ha quedado aplazada hasta que concluyan las pesquisas iniciadas.