Actualizado 13/06/2014 22:22

El preso de la controvertida ejecución en Oklahoma recibió una inyección con una dosis equivocada

NUEVA YORK, 13 Jun. (Reuters/EP) -

Los primeros resultados de la autopsia independiente solicitada por los abogados del preso de Oklahoma cuya ejecución conmocionó al país el pasado en abril han demostrado que las autoridades de la prisión se equivocaron al inyectar la dosis, primero en los brazos y después en la ingle.

Clayton Lockett, de 38 años y acusado de asesinato en primer grado, violación, secuestro y robo en un crimen ocurrido en 1999, murió aparentemente de un ataque de corazón 30 minutos después de que las autoridades de la prisión pararan la ejecución por la administración errónea de la inyección letal. Los responsables corrieron la cortina que separa la sala de ejecuciones de la sala de testigos para que estos no pudieran ver cómo el hombre se retorcía en la camilla.

La Casa Blanca ha denunciado la ejecución por alejarse de los estándares humanos. Desde entonces, no se ha realizado ninguna ejecución en Estados Unidos y los tribunales han aplazado las ejecuciones de los sentenciados a muerte.

El informe independiente del forense experto en patologías Joseph Cohen ha encontrado que las venas de Lockett, tanto las profundas como las superficiales, se encontraban en excelentes condiciones "para lograr el acceso venoso".

La autopsia ha revelado que había pinchazos en ambos brazos, lo que indica que no fueron capaces de ponerle la inyección, por lo que decidieron suministrarle la dosis a través de la ingle, una zona más dolorosa. "Al contrario de los comunicados oficiales, las venas de Lockett no se obstruyeron", han asegurado los abogados de Lockett.

Las autoridades de Oklahoma no se han pronunciado al respecto y solo han dicho que tendrán los resultados de la autopsia independiente en pocas semanas.

El estado también ha recibido críticas por utilizar una nueva inyección letal que mezcla tres componentes. Según los abogados, la composición podría causar un dolor indebido que atentaría contra la protección constitucional de Estados Unidos contra los castigos crueles e inusuales.

Oklahoma estableció un nuevo proceso de inyección letal este año, después de que no fuera capaz de obtener los medicamentos que utilizaba habitualmente para las ejecuciones. Tanto Oklahoma como otros estados han estado luchando para encontrar nuevos proveedores y combinaciones químicas después de que las farmacéuticas, la mayoría en Europa, dejaran de venderles medicamentos que habían sido fabricados con fines distintos a las ejecuciones.