NUEVA YORK, 12 Oct. (Notimérica/EP) -
Los hijos de la mujer que tras pasar 17 años en la cárcel ha sido declarada inocente, Susan Mellen, aseguran que todo el proceso "ha sido un camino miserable", pero ella ha señalado que aunque estaba en prisión "no dejó que la cárcel viviera en ella. Quería ser libre sin importar el qué".
El pasado agosto, Mellen le prometió a su hija Jesiica, de 9 años, un Happy Meal, pero no pudo cumplir su promesa cuando dos detectives del Departamento de Policía de Los Ángeles (LADP, por sus siglas en inglés) la arrestaron y acusaron de matar a un ex novio suyo, según el diario estadounidense 'Los Ángeles Times'.
"No importa, cariño, sólo voy a responder algunas preguntas y estaré de vuelta para cenar", le dijo Mellen a su hija, pero nunca volvió. Un año después, un jurado la encarcelaba acusada de asesinato.
Este viernes --17 años después de aquello--, el miembro del Tribunal Superior de Los Ángeles (Estados Unidos), Mark S. Arnold, declaraba la inocencia de Mellen alegando que de no ser por la "representación mediocre" de su abogado defensor y de una investigación menos exhaustiva de lo necesario acerca de la credibilidad de sus testigos --que resultaron "mentirosos habituales"-- Mellen podría haber evitado sus años en prisión.
Una vez fuera, sus tres hijos esperaban ansiosos por su liberación. "Parece un sueño" que pronto pueda abrazar a mi madre fuera de la prisión, señalaba Jessica, pues la menor ha explicado que "saber que su madre era inocente desde el día uno ha sido la parte más dura".
El hermano mayor de Jessica, Donald (25) también señaló lo duro que ha sido crecer estos 17 años sin su madre, por lo que enseñó un tatuaje de un corazón roto que lleva en su pecho, y que se hizo cuando era un adolescente.
Ambos han sido criados por su hermana mayor, Julie Carroll y una hermanastra. Carroll acudió al juicio y además fue quien tuvo que dar la noticia a sus dos hermanos.
Aunque muchas personas permanecieron en estado de shock ante la noticia, Mellen ha señalado ante los medios que ella no se siente enfadada con respecto a su experiencia. "No entiendo cómo me encarcelaron, como me han alejado. Es una lucura y ha sido un cruel castigo".
En su experiencia como presa, Mellen insistió en mantener una actitud positiva hacia el futuro, y de hecho empezó en un grupo de rezo, asistiendo a clases de la Biblia y como mentora de reclusos.
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