Actualizado 16/10/2014 12:57

Palou reivindica a un Pancho Villa de carne y hueso en su novela "No me dejen morir así"

Carlos Baez Castro
Foto: CARLOS BAEZ CASTRO "CABACA"

MÉXICO, 14 Oct. (Notimex/EP) -

    El escritor Pedro Ángel Palou presenta en su novela "No me dejen morir así" a Francisco Villa, Pancho Villa, en primera persona, con una revisión de su vida el día antes de su muerte y de los acontecimientos relacionados con su persona posteriores a su asesinato.

   Palou, que presentará su novela el próximo 3 de diciembre en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, ha señalado que en el libro Villa "está haciendo un ajuste de cuentas ante la muerte".

   Con la narración en primera persona, provoca que el lector escuche al propio "Centauro del Norte", quien narra sus decisiones y las consecuencias derivadas de estas a lo largo de sus 45 años de vida. Desde esa perspectiva, permite encontrarse con un Villa más allá de la leyenda, mucho más íntimo y humano.

   Aspectos como su dedicación y empeño en la hacienda de Canutillo, su cariño a los caballos, el odio a los americanos o las relaciones con las mujeres desde su madre, su hermana Martina hasta Austreberta Rentería, Betita, son un ejemplo de este Villa de carne y hueso.

   El autor ha reivindicado que Dorotero Arango Arámbula, nombre real de Pancho Villa (1878-1923), no era "parrandero ni bravucón", ni muchos menos deseaba la "silla presidencial" tal como se aprecia en una imagen tomada en el año de 1914.

    Palou no solo refleja en el libro aspectos desconocidos del ámbito personal de Villa, sino también detalles sobre su muerte y posterior decapitación que apenas se conocen.

   Según el escritor, su asesinato no tuvo como autor intelectual a Álvaro Obregón, sino que fue producto de rencillas locales. "Fue un afrenta local, de familias ricas de Chihuahua que buscan ajustar cuentas con Villa. Es cierto que Obregón y Calles se hacen de la vista gorda, pero hoy sabemos las razones del asesinato desde el lado local" ha relatado. "E incluso se sabe cuánto ganó cada persona de los sicarios", ha añadido.

LEYENDAS SOBRE LA DESAPARICIÓN DE SU CABEZA

   También da cuenta en la novela de las especulaciones y leyendas en torno a la decapitación de Pancho Villa, y a la desaparición de su cabeza, que jamás se encontró.

   Villa fue decapitado por dos soldados borrachos, quienes dos años después de su muerte, en 1925, profanaron su tumba de madrugada para cortarle la cabeza y entregársela a un "gringo".

   El autor revela que a Villa se le decapitó "más por estudios que como trofeo". Según Palou, habría sido un encargo de un investigador de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey (Estados Unidos).

   "La especulación de los historiadores es que en ese momento, con todo ese estudio anatómico como moda en el mundo, se deseaba saber si su cerebro era especial, es decir, donde estaba el gran cerebro militar de Villa", ha explicado.

   Palau ha confesado que, a lo largo de la investigación, encontró que detrás del gran estratega militar estaba un hombre que "leía, era abstemio, creía en la educación, admiraba a Francisco I. Madero por quien lloró al enterarse de cómo murió".

   "Era un gran patriota, un romántico que estuvo convencido que hay una utopía posible. Pues él, hizo un experimento social en Canutillo, llegó a tener 600 niños estudiando de rancherías y le pagó más que nunca a un maestro rural" ha señalado. Además "le importaba la educación y la salud, pero también la calidad de vida" ha añadido.

   Francisco Villa era un personaje convencido de que debía haber una nueva generación de niños mexicanos educados en el pensamiento de la Revolución que odiaran la dictadura y fueran demócratas, ha asegurado el escritor.