Actualizado 28/02/2014 10:12

Hallan una trinchera del ejército francés en la toma de Puebla en 1863

Trinchera histórica hallada en Puebla, México
Foto: INAH

MÉXICO DF, 28 Feb. (EUROPA PRESS) -

   Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han confirmado el hallazgo de una trinchera histórica que sirvió de refugio al ejército francés durante la toma de la ciudad de Puebla en 1863.

   La trinchera fue encontrada de manera fortuita durante los trabajos que lleva a cabo el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (SOAPAP) para cambiar las tuberías de la ciudad.

   Este hallazgo arroja la primera evidencia material de un hecho histórico "muy relevante para Puebla y para el país", en tanto que las trincheras construidas para el asedio de la urbe en el siglo XIX están documentadas por los historiadores, pero es la primera vez que la arqueología tiene la posibilidad de explorar y registrar una de ellas.

   La trinchera descubierta mide entre 80 centímetros y un metro de ancho por dos metros de alto, y hasta el momento se ha localizado un tramo de entre ocho y nueve metros de extensión, punto donde se quiebra y al parecer el trayecto regresa, informó el arqueólogo Arnulfo Allende Carrera, supervisor de Arqueología del Centro INAH-Puebla.

   El especialista detalló que el hallazgo ocurrió a tres metros de profundidad de la superficie de la banqueta, en el cruce de las calles 3 Poniente y 17 Sur, en San Sebastián --uno de los barrios antiguos de la periferia del Centro Histórico de la ciudad de Puebla--, ubicado justamente en medio de una línea imaginaria entre el cerro de San Juan y la Plaza Mayor.

   Arnulfo Allende explicó que en 1863, el ejército francés sitió la ciudad y colocó su campamento en las faldas del cerro de San Juan, que entonces eran lotes baldíos.

   "Es justo en esta línea imaginaria que va del cerro a la Plaza Mayor donde los invasores ubicaron uno de sus campamentos. Se conocen planos históricos del ejército enemigo donde tiene marcada la táctica de ataque a la plaza mayor de Puebla para sitiarla, ahí están delineadas estas trincheras construidas en el subsuelo y en forma de zigzag", expuso.

   El trazo de la trinchera que se encontró es muy claro, corresponde a la forma que refieren en los planos franceses: inclinada y en zigzag, que es la forma que estratégicamente los militares consideraban adecuada para efectuar el ataque, señaló el experto.

RÁPIDA CONSTRUCCIÓN

   El especialista explicó que la labor de los franceses para sitiar la ciudad comenzó aproximadamente en febrero de 1863. Los túneles los debieron construir muy rápido porque el embate empezó alrededor del 3 de marzo de ese año, es decir que tuvieron quizá un mes o mes y medio para preparar escondites, donde los soldados vivieron hasta el momento en que recibieron la orden de atacar.

   Desde esas trincheras, el ejército francés comenzó a entrar a la ciudad de Puebla alrededor del 3 de marzo de 1863, tomó el fuerte de San Javier, ubicado a dos calles de la trinchera encontrada, luego el fuerte instalado en el hospicio Santa Inés y un mes después, el 2 de abril logró penetrar a la plaza mayor, derrotando al ejército mexicano.

   "En el momento en que los franceses tomaron la ciudad, las trincheras se quedaron olvidadas, no sabemos si las taparon o si quedaron abiertas. A principios del siglo XX esos terrenos baldíos se comenzaron a fraccionar y a convertir en colonias. Son los límites del centro histórico", dijo el experto.

   Hasta ahora la exploración ha permitido identificar una construcción muy burda, que debió ejecutarse de manera rápida. Entre el escombro de la tierra se han encontrado fragmentos de barro vidriado del siglo XIX con huellas de uso, lo que remite a los momentos en que los soldados estaban escondidos, ahí dormían, preparaban sus alimentos y comían.

   El descubrimiento arqueológico es resultado del trabajo conjunto que realiza el INAH con la SOAPAP desde diciembre de 2013, cuando comenzó el cambio de tuberías en diversos puntos citadinos, tiempo durante el cual un equipo de arqueólogos y arquitectos ha mantenido supervisión constante para el rescate de cualquier vestigio patrimonial que surja durante la realización de la obra, toda vez que se encuentra en los límites del Centro Histórico de Puebla, con alto potencial arqueológico por su historia colonial.