Iguala, México
Foto: REUTERS

MÉXICO DF, 13 Oct. (Notimérica/EP) -

   Tras la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapla el pasado 26 de septiembre, todas las miradas apuntaban como sospechoso al alcalde de Iguala, José Luis Abarca, en paradero desconocido desde que se conoció su posible participación en esta matanza. De hecho, no es la primera vez que se señala al que fuera miembro del Partido de la Revolución Democrática (PRD) como principal sospechoso en el asesinato de líderes opositores del estado de Guerrero.

   Este vendedor de huaraches --comida tradicional mexicana-- y de sombreros de palma en un mercado local, se erigió alcalde de Iguala en 2012 y, desde entonces, diferentes organizaciones sociales, familiares de asesinados y desaparecidos han denunciado su relación con el crimen organizado, según informa el diario local 'Milenio'.

   "Hija, te encargas de todo. El alcalde me quiere matar", asegura la hija del líder de Unidad Popular que le dijo su padre, Arturo Hernández Cardona, días antes de su asesinato.

   Su viuda, Lorena Mendoza Martínez, asegura al diario local 'La Jornada' que Hernández Cardona fue tiroteado por el propio alcalde de Iguala. Para ello, se basa en el testimonio de Nicolás Mendoza Villa, uno de los supervivientes de aquella matanza, ocurrida el 31 de mayo de 2013, en la que tres miembros de este movimiento en defensa de los derechos de los campesinos fueron asesinados.

   Según declaró Mendoza Villa ante notario, fue el propio Abarca quien disparó, primero en la cara y después en el pecho, a Hernández Cardona, que había sido secuestrado junto a ocho compañeros más. Tres de ellos corrieron la misma suerte que el líder de UP, mientras que otros cinco pudieron escapar, aunque su testimonio no ha servido para inculpar al líder local del PRD.

   Tras denunciar al alcalde de Iguala ante el Ministerio Público de Pueblo de Hidalgo por tener en la nómina municipal a sus familiares, Hernández Cardona sabía que su asesinato era cuestión de tiempo. Así se lo hizo saber a su hija mayor, a sus compañeros, a los gobernantes de la región y también a la Justicia mexicana, sin que nadie hiciese nada para salvar su vida.

   Estos no son los únicos casos de agresiones contra opositores ocurridos en Iguala. De hecho, durante el primer año y medio de mandato de Abarca, 30 líderes de organizaciones sociales fueron agredidos, según la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos.

   A pesar de todas estas pistas y de que Human Right Watch y Amnistía Internacional habían solicitado, hace ya un año, que se investigase a Abarca; no ha sido hasta la desaparición de 43 estudiantes normalistas, cuando el líder local del PRD ha sido apartado de su cargo y expulsado de su partido.

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