MEXICO DF, 8 May. (Reuters/EP) -
México debatirá públicamente una controvertida reforma energética que busca revitalizar a la alicaída industria petrolera, motor clave de la economía pero también un sector casi intocable para muchos mexicanos que lo consideran un ícono de soberanía.
El "debate nacional" sobre el sector petrolero fue acordado en el Senado tras presiones de legisladores de izquierda, que tomaron por dos semanas las tribunas del Congreso para evitar un apresurado aval de la iniciativa energética del presidente Felipe Calderón.
La industria petrolera en México -el sexto productor de crudo del mundo- es la mayor fuente de ingresos del país y aporta la tercera parte del presupuesto del Gobierno, pero sufre una preocupante caída en su producción y necesita invertir en exploración.
Para el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), el proyecto oficialista es un intento de privatizar al monopolio petrolero estatal Pemex, símbolo de soberanía desde la nacionalización de la industria petrolera en 1938.
"Si no hacemos nada, México enfrentará una severa crisis energética antes de acabar el próximo sexenio" de Gobierno, o antes de 2018, advirtió el jueves la secretaria de Energía, Georgina Kessel, en una comparecencia ante senadores.
Los foros para discutir la reforma, que empiezan el martes, serán transmitidos en vivo por el canal del Congreso -que se ve en TV por cable- y la izquierda planea colocar pantallas en algunas plazas para que la mayor cantidad de mexicanos posible pueda ver las discusiones.
En el debate, que constará de una veintena de foros que durarán hasta julio, participarán especialistas petroleros, políticos, sindicalistas y organizaciones ciudadanas.
"Trataremos en los foros de ganar dentro de la Cámara de Diputados y el Senado el mayor consenso posible para rechazar la pretensión privatizadora del Gobierno", dijo a Reuters el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete.
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El estudio formal del plan de reforma del Gobierno comenzó en el Congreso con la comparecencia de Kessel, en la que también participaba el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles.
La izquierda buscará convencer en los foros a legisladores del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) de rechazar la iniciativa, dijo Navarrete. Con el apoyo del PRI, el Gobierno lograría votos suficientes para avalar la reforma.
Aunque el PRI está de acuerdo en impulsar la reforma para inyectarle vitaminas a Pemex, prepara una contrapropuesta para sustituir el plan de invertir capital privado en refinación y ductos incluido en el proyecto del Gobierno.
Algunos parlamentarios del PRI además han dicho que un nuevo esquema de contratos de servicios para Pemex, propuesto por Calderón basado en incentivos por eficiencia a empresas privadas viola la Constitución.
"Creo que estamos haciendo esfuerzos serios, consistentes, para construir una reforma energética, incluso mejor que la que envió el Ejecutivo", dijo el senador Francisco Labastida, el principal negociador del PRI para la reforma. "Creo que la reforma que salga va a tener diferencias de fondo con la que fue enviada", agregó.
Legisladores del oficialista Partido Acción Nacional (PAN) buscan que al término de los foros de debate se convoque a un periodo extraordinario de sesiones para votar la reforma.
Pero la izquierda -que no descarta tomar otra vez las tribunas del Congreso para frenar el proyecto- quiere que sea tratada en el periodo ordinario que inicia en septiembre.
Analistas dicen que si la reforma no es votada a más tardar en agosto, sería difícil hacerlo después debido a la interferencia que causarían las elecciones para renovar la Cámara de Diputados el próximo año.