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MÉXICO DF, 10 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Consejo Nacional de Evaluación de Políticas de Desarrollo Social (Coneval) de México ha denunciado que el número de personas pobres en el país ha ascendido a 53 millones, cifra similar a la de hace dos décadas, resaltando que la aplicación de políticas neoliberales ha sido responsable de la miseria que padecen 16,7 millones de personas en las zonas rurales.
"Desafortunadamente, la falta de oportunidades en las regiones rurales del país ha generado marginación y desigualdad, situación que debe ser erradicada pues representa uno de los principales retrasos del país", han reconocido miembros del Gobierno en el Congreso.
Las políticas neoliberales, derivadas de ineficaces programas de asistencia a los campesinos y a la indiscriminada apertura a productos perecederos del extranjero, han propiciado que el Gobierno haya reconocido que se deban ejecutar otra serie de medidas.
"El Ejecutivo deber realizar políticas enfocadas desde diferentes ángulos, con una perspectiva agregada y no aislada, diseñando mejores estrategias para el medio rural", según ha explicado el senador oficialista Héctor Yunes, de acuerdo con la información que ha facilitado el periódico mexicano 'La Jornada'.
La iniciativa presentada en el Congreso consiste, entre otros puntos, en fomentar la creación de sistemas estatales capaces de transferir y coordinar un desarrollo rural sostenible, sirviéndose de las distintas instituciones públicas, privadas y sociales, a fin de conseguir los diferentes aspectos tecnológicos e innovadores que permitan al sector del campo mexicano competir en las mismas condiciones con sus competidores extranjeros.
Por otro lado, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México ha denunciado la precaria situación en que vive el 80 por ciento de los 62 pueblos indígenas del país. Según ha explicado su rector, Raúl Plascencia Villanueva, 5,4 millones de nativos viven en situación de pobreza, tres de ellos de manera extrema.
Plascencia Villanueva ha alertado de que esta situación pone en riesgo la supervivencia de los pueblos originarios, así como sus tradiciones y costumbres. Por ello, ha abogado por la necesidad de impulsar políticas que fomenten la identidad de estos pueblos y preserven y respeten los territorios en los que están habitando.