Actualizado 22/04/2014 22:38

La primera de las 'lunas rojas' tuvo mucho brillo

M. Serra-Ricart, Instituto de Astrofísica de Canarias
Foto: M. SERRA-RICART

MADRID, 22 Abr. (Notimérica/EP) -

   El primer eclipse lunar de este año tuvo "bastante brillo" y no se pudo ver con claridad desde Perú, donde "hubo nubosidad", según ha explicado el astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y coordinador de la expedición a Perú, Miquel Serra.

   El proyecto europeo GLORIA, coordinado por la Universidad Politécnica de Madrid (España), en colaboración con el IAC y Perú, transmitió en directo el eclipse total desde el enclave inca de Cusco, en Perú, y el pico del Teide, en las Islas Canarias (España).

   "No pudimos apreciar el color de la sombra porque teníamos una capa fina de nubes", según ha explicado el coordinador de la expedición a Perú a Notimérica/EP. Además, ha añadido: "Me dio la impresión de que estaba oscura, pero desde Arizona me dijeron que no".

   Desde el observatorio de Arizona, lo vieron "bastante brillante", como ha afirmado el científico. "En una escala de brillo de 1 a 5, comparado con otros eclipses, este estaría entre 2 y 3", ha explicado Serra.

   Que la luna esté oscura y tenga menos brillo puede deberse a que haya más nubosidad o más presencia de polvo en la atmósfera, por fenómenos como las erupciones volcánicas.

   A lo largo del eclipse se produce una evolución del brillo, siendo el mínimo cuando la Luna está en medio de la sombra producida por la Tierra. "El brillo de la Luna depende de por donde atraviesa la sombra de la Tierra, si lo hace por el Ecuador, la sombra estará más oscura que si la atraviesa por los polos", ha explicado Nayra Rodríguez, miembro de la Unidad de Comunicación y Cultura Científica del IAC.

   "En este último eclipse, la luna atravesó la sombra de la Tierra cerca del polo Sur, ahí la disminución del brillo es menor porque está menos metida en la sombra", ha aclarado la científica.

   La experta ha añadido que conocer la fenomenología del eclipse sirve para comprobar lo que ya conocemos sobre la tierra y la atmósfera y si se produce el final esperado y se corresponde con los cálculos previstos.

   "Si se pudiera observar alguna diferencia, se recalcularían órbitas, pero llevamos ya muchos años haciendo seguimientos, así que nuestra precisión es muy grande. La aplicación de estos cálculos confirmados es poca, más divulgativa que de creación de ciencia nueva", ha concluido la científica.