Actualizado 20/09/2016 08:29

15 años de la muerte de Pérez Jiménez, el último dictador de Venezuela

Marcos Pérez Jiménez
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   CARACAS, 20 Sep. (Notimérica) -

   "Ya no es época de libraciones políticas. Los pueblos son dueños de sus destinos, pero sí tenemos que hacer mucho en el campo económico, para lograr nuestra soberanía en ese campo", decía el militar y político venezolano Marcos Pérez Jiménez, que alcanzó el Grado de General de División del Ejército de Venezuela y que ha pasado a la historia como el último dictador del país.

   Nacido en Michelena (Táchira, Venezuela) el 25 de abril de 1914, Pérez Jiménez inició su carrera militar en 1931, cuando ingresó en la Escuela Militar de Venezuela, en la que se convirtió en subteniente tan solo dos años después. Su promedio fue el más alto de la Academia Militar de Venezuela y todavía, a día de hoy, no ha sido superado.

   Sus primeros pasos en la vida pública se produjeron en 1945, a raíz de su participación en el derrocamiento del gobierno del general Isaías Medina Angarita. Tras este período, en el que el país fue controlado por una Junta Cívico Militar, llega al poder el escritor Rómulo Gallegos.

   Una nueva intervención lleva a Gallegos al exilio y poco tiempo después, también lo haría su sucesor, Germán Suárez Flamerich, que sucumbió ante las presiones de la Junta Militar. El Alto Mando Militar decidió transferir los poderes a la Junta de Gobierno, que en ese momento se encontraba liderada por el propio Pérez Jiménez.

   De esta forma, comienza su vida política, marcada, en gran medida, por los golpes de Estado y los intentos de derrocamiento contra sus predecesores. Sin embargo, su gobierno como tal no comenzó hasta 1952, cuando, tras las elecciones, fue elegido presidente provisional del país.

"NUEVO IDEAL NACIONAL"

   Su período al frente del país estuvo marcado por la mano dura. Su lema era el de un "nuevo ideal nacional", y se caracterizó por el progreso económico y por y social, aunque también por un fuerte incremento de los precios del petróleo, llegando incluso a los dos dólares el barril, un precio muy elevado para la época.

   Su objetivo era realizar un mayor desarrollo en infraestructuras, que dio como resultado la construcción de las Torres del Centro Simón Bolívar o el Paseo de los Próceres, aunque no pudo concluir sus proyectos tal y como tenía en mente.

   En cuanto al desarrollo militar, cabe destacar que Pérez Jiménez invirtió una gran cantidad de dinero y de esfuerzos en este campo, por lo que aumentó la seguridad a nivel nacional, aunque también los controles.

   Si hubiera que destacar alguno de los aspectos negativos de su régimen este sería, sin lugar a dudas, la aprobación de la Ley de vagos y maleantes, que hacía referencia al trato que se le debía dar a los vagabundos o proxenetas. La ley, que también fue aplicada en España en la época de la Segunda República, no buscaba condenar delitos, sino evitar los que se pudieran producir en el futuro.

   De este modo, se permitía la persecución y la retención de vagabundos. En definitiva, una ley que se basaba en la represión de aquellas personas que no contaban con recursos.

EL PRAGMATISMO COMO MODELO POLÍTICO

   Pérez Jiménez también ejerció una gran control sobre la Seguridad Nacional, un antiguo organismo de inteligencia venezolano que se encargaba de buscar a aquellas personas vinculadas con determinados partidos políticos o con al ideología comunista.

   Su período en el poder es reconocido como una época de arraigo nacionalista, basado en el pragmatismo ideológico, que le llevó a enunciar la 'Doctrinal del Bien Nacional', que promovió la inmigración de capitales.

   Por lo tanto, y aunque es innegable que modernizó el país, lo hizo bajo una férrea dictadura militar, un hecho que desembocaría en el golpe de Estado del 23 de enero de 1958 y como consecuencia, en la crisis política del año siguiente.

   El político, por su parte, se vio obligado a exiliarse a España junto a su familia, donde sería protegido por el también dictador Francisco Franco. Aunque más tarde lograron su extradición, su condena se estableció durante un tiempo inferior al que llevaba detenido, por lo que pudo regresar a Madrid.

   En 1999, un tribunal venezolano decidió anular la medida que le impedía a Pérez Jiménez ingresar en territorio venezolano, aunque finalmente murió en España, el 20 de septiembre de 2001, como consecuencia de un ataque al corazón.