Actualizado 22/06/2009 19:01

Agro argentino ruega por cambios climáticos y políticos

Por Helen Popper

NAVARRO, Argentina (Reuters/EP) - En Argentina ya comenzó la temporada de siembra de trigo, pero muchos productores aún no salieron a los campos, ya que están a la espera de lluvias y de una derrota del Gobierno en las elecciones legislativas del próximo domingo.

El año pasado, un polémico impuesto generó un feroz conflicto entre el sector y la presidenta Cristina Fernández, que en los próximos comicios enfrenta la prueba más importante de sus 18 turbulentos meses en el poder y podría perder la mayoría partidaria que actualmente posee en el Congreso.

Argentina, alguna vez conocida como 'el granero del mundo', sigue siendo uno de los principales proveedores internacionales de alimentos.

Sin embargo, productores como Jorge Cerda, de la pequeña ciudad de Navarro, dicen que la incertidumbre política los obliga a limitar a un mínimo sus inversiones en maquinaria, semillas y fertilizantes.

"Si llego a tener una pequeña cantidad de dinero sobrante, lo pongo en cualquier lugar menos en inversiones, y esto implica menos trabajo para el pueblo de Navarro", dijo Cerda desde la sede local de la Sociedad Rural Argentina (SRA), una de las entidades agrarias que lideró las protestas del 2008.

"Con la incertidumbre que hay es difícil y la gente no se anima a hacer planes al futuro", aseguró el productor lácteo Eduardo Caruso, que agregó que la actual sequía, una de las peores en décadas, solamente agravó el pesimismo que reina en el sector agropecuario.

Navarro es conocido principalmente como una zona productora de leche.

Sin embargo, al igual que en otras partes de la pampa, la producción de soja, una actividad mucho más lucrativa, tienta a los dueños de pequeñas instalaciones lecheras para que vendan su hacienda y arrienden sus tierras para la siembra del grano.

Muchos productores acusan a las políticas oficiales de haberlos forzado a abandonar su tradicional actividad.

HARTAZGO

Los productores rurales se quejaron durante años de los límites a las exportaciones y los controles del Gobierno sobre los mercados para impedir alzas en los precios de la leche y la carne, pero el intento de Fernández de subir los impuestos a las ventas externas de soja fue la gota que rebasó el vaso.

La medida despertó la furia de los productores y varios líderes sectoriales se lanzaron como candidatos legislativos para el Congreso nacional, en busca de modificar la actual política agraria y reducir los impuestos que actualmente pesan sobre los multimillonarios embarques de granos.

La presidenta Fernández argumenta que los altos impuestos a las exportaciones, que representan un importante ingreso para el Estado, son un modo de redistribución de la riqueza que favorece a la población pobre del país, cercana al 30 por ciento del total.

La mayoría de las encuestas sugiere que el Gobierno perderá su actual control del Congreso, lo que facilitará el tratamiento de proyectos de la oposición para reformar los impuestos a la soja y dificultará la aprobación de leyes impulsadas por Fernández para permitir una mayor intervención estatal en la economía.

De todos modos, Fernández y su marido y predecesor Néstor Kirchner ganarían un número significativo de bancas en la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, donde cuentan con el apoyo de la clase baja que vive en los suburbios de la capital.

En Navarro, a 75 kilómetros de Buenos Aires, los productores esperan que las elecciones del domingo sean el anticipo de un cambio en la presidencia que podría producirse en los comicios del 2011.

"Tenemos que esperar hasta el 2011, pero es una primera etapa y el primer puntapié que la gente se involucre un poco más en la política", afirmó Ignacio Bastanchuri, presidente de la sede de Navarro de la Sociedad Rural.

Argentina era uno de los cinco mayores exportadores de trigo en los últimos años -y Brasil era el principal destino del cereal-, pero la falta de humedad de los suelos y los reducidos márgenes de ganancias harían caer el área sembrada a su nivel mínimo desde que hay registros.

Los agricultores de Navarro todavía tienen hasta julio para sembrar, pero aun si deciden implantar trigo, la producción podría verse de todos modos perjudicada por la menor inversión en agroquímicos.

"Si mejora un poco el tiempo la gente va a sembrar, pero van a poner poca inversión", dijo el productor ganadero Rodolfo Bonnin, quien explota una pequeña granja junto con su esposa, Estela Natalini.

El matrimonio dedica parte de sus tierras a la agricultura, lo que les ayuda a compensar las pérdidas que están sufriendo con la ganadería.

"Estoy produciendo comida, pero nadie nos ayuda (...) Es muy doloroso", expresó Natalini, cuya familia crió ganado durante tres generaciones en Navarro.