WELLINGTON, 22 Ago. (EUROPA PRESS) -
Air New Zealand logró un beneficio neto de 270 millones de dólares neozelandeses (155,6 millones de euros) en su último ejercicio, finalizado el pasado 30 de junio, lo que supone un descenso del 31% frente al anterior, según las cuentas publicadas este jueves por la compañía aérea.
El volumen de negocio anual derivado de sus operaciones alcanzó los 5.800 millones de dólares neozelandeses (3.342 millones de euros), un aumento del 5,3% que permitió compensar a la compañía el incremento de 191 millones de dólares neozelandeses (110 millones de euros) en su partida de costes por combustible.
El resultado bruto fue de 374 millones de dólares neozelandeses (215,5 millones de euros), una caída del 30% respecto a los 540 millones de dólares neozelandeses (311,2 millones de euros) del ejercicio anterior.
El presidente de Air New Zealand, Tony Carter, ha admitido en un comunicado la decepción de la compañía por no haber cumplido por primera vez con las expectativas que la compañía se marcó al inicio de ejercicio financiero, si bien apuntó que la compañía está operando en "entorno de demanda diferente" al de hace doce meses.
No obstante, el resultado financiero anual sigue siendo sólido por lo que la aerolínea distribuirá un dividendo final de 0,11 dólares neozelandeses, en línea con el anterior, que abonará el próximo 18 de septiembre.
PLAN DE FLOTA Y PREVISIONES.
Air New Zealand recibirá seis aviones ATR y tres aviones A320/321 neo en 2020, mientras que este año incorporará un Boeing 787-9 'Dreamliner' adicional a su flota.
A principios de este año, la aerolínea anunció que reemplazaría su flota de aviones Boeing 777-200 con el Boeing 787-10 'Dreamliner, decisión que someterá a la ratificación de sus accionistas el mes de septiembre. Estas aeronaves comenzarán a entregarse a partir del año fiscal 2023.
Teniendo en cuenta las actuales condiciones del mercado, en base a un precio promedio de combustible para avión a 75 dólares por barril, la aerolínea espera situar su resultado antes de impuestos para presente ejercicio en el rango entre los 350 millones y los 450 millones de dólares neozelandeses (201,4 y 259 millones de euros).