MADRID, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Ibrahim bin Abdulaziz Al Assaf, ha asegurado este jueves ante la Asamblea General de Naciones Unidas que los recientes ataques a las refinerías saudíes "han expuesto a Irán ante todo el mundo".
"Sabemos muy bien quién estuvo detrás de esta agresión", ha afirmado Al Assaf. "Estamos lidiando con un sistema rebelde y terrorista que continúa amenazando la paz y la seguridad internacionales", ha afirmado, añadiendo que "pone en peligro el suministro de energía y la economía mundial".
"El acto agresivo del 14 de septiembre en las refinerías del reino violó los principios de esta organización consagrada en su Carta y amenazó la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de nuestra región y el mundo", ha subrayado el ministro saudí, recalcando que el ataque "casi reduce la producción del petróleo a la mitad".
Al Assaf ha señalado que el "régimen sanguinario" de Irán no amenaza únicamente a la región, sino que "lo está haciendo en todo el mundo. "Es una ilusión creer que los acuerdos parciales o el levantamiento de las sanciones y el reingreso al acuerdo anterior, que ha demostrado su fracaso, llevará a su moderación y librará al mundo de su maldad".
El ministro saudí ha recalcado que Irán "se ha cobrado la vida de más de medio millón de personas en Siria. "El régimen iraní participó en el asesinato del pueblo sirio, ya sea directamente o a través de sus representantes y el apoyo a las milicias como el grupo terrorista Hezbolá".
Al Assaf ha llamado a la comunidad internacional a cortar las fuentes de financiación a Irán para "obligar al régimen a renunciar a sus milicias, evitar que desarrolle misiles balísticos y poner fin a sus actividades desestabilizadoras en la región y el mundo".
También ha instado a Naciones Unidas a tomar una "posición firme y unificada" y aplicar la "máxima presión con todas las herramientas posibles para poner fin a la conducta terrorista y agresiva del régimen iraní".
De esta forma, Arabia Saudí ha asegurado que Irán tiene que elegir entre dos opciones: "convertirse en un Estado normal que respete las leyes y normas internacionales o enfrentarse a una posición internacional unificada que utilice todos las herramientas de presión y disuasión".