BOGOTÁ, 2 Nov. (Notimérica) -
La captura del excongresista colombiano Ferney Tapasco González por el asesinato del subdirector del diario 'La Patria', Orlando Sierra Hernández, tuvo tintes de película de acción.
Quien llegara a ser el político más temido del departamento colombiano de Caldas fue detenido este fin de semana mientras dormía en un edificio situado frente al Coliseo Menor, en Manizales, el lugar donde el que fuera subdirector del diario La Patria fue mortalemente herido de bala el 30 de enero de 2002.
Un grupo de la Fiscalía y de la Policía Nacional de Colombia, que tenía montada una estructura de seguimiento a sus familiares, penetró en el edificio de madrugada.
El prófugo salió de una habitación, con el pijama puesto y después, tranquilamente, cumplimentó unos trámites con la policía en la misma casa.
Ya con las primeras luces del día, y con una especie de manta sobre los hombros, Ferney Tapasco salía del edificio en el que se escondía custodiado por agentes de la Policía, que lo introdujeron en un vehículo para trasladarlo a dependencias policiales.
Allí fueron tomadas sus huellas dactilares, y después compareció junto con la policía. "¿Por qué me exponen así. Yo no soy un delincuente", les dijo a dos agentes que lo custodiaban a la entrada del Comando de la Policía Caldas, antes de la rueda de prensa donde se explicaría cómo fue la captura de este político, condenado por el asesinato del subdirector de La Patria.
TRES MESES DE SEGUIMIENTO.
Ya en la rueda de prensa, el brigadier general Herman Alejandro Bustamante explicaba que la captura de Tapasco, condenado a más de 36 años de prisión como autor intelectual del asesinato de Orlando Sierra, ha sido posible después de un seguimiento de tres meses.
"Hicimos 520 análisis de información y lo seguimos por ocho municipios. Se movía constantemente. Hace 15 días regresó a la ciudad. Fue clave la información entregada por la comunidad".
Entre las informaciones que recibió la Policía estaba el cambio de aspecto de Tapasco, expresidente del Partido Liberal en Caldas que lucía una espesa barba.
Tiempo atrás había cumplido una condena de siete años por sus vínculos con jefes paramilitares y no quería volver a una prisión. Al momento de su captura no se parecía al temido político al que Orlando Sierra fue de los pocos que se atrevieron a cuestionar. Eso, costó la vida al valiente periodista.