MADRID, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -
El ex presidente boliviano Evo Morales ha pedido este jueves a la comunidad internacional que apoye su "gran acuerdo por la paz", por el cual propuso un decálogo de medidas para garantizar que las elecciones del 3 de mayo, con las que el país aspira a superar la crisis política, transcurren con total normalidad.
"Apelo a la comunidad internacional para que siga apoyando la iniciativa de un gran acuerdo por la paz en Bolivia y participe, desde ahora, como observadora del proceso electoral. ¡No abandone al pueblo boliviano!", ha dicho en Twitter.
El líder indígena también ha pedido a los bolivianos que se encarguen de "garantizar que instituciones como la policía y las Fuerzas Armadas cumplen estrictamente su rol constitucional".
A este respecto, ha recordado que algunos de sus ex colaboradores, como su antigua jefa de Gabinete Patricia Hermosa, han sido detenidos "ilegalmente". "Exigimos su libertad y la de todos los presos políticos", ha reclamado.
La semana pasada, Morales lanzó un decálogo que incluye medidas como "garantizar que todos los partidos políticos puedan hacer campaña libremente" o "desarticular todos los grupos de choque", para asegurar que el proceso electoral se desarrolla en un "ambiente de paz".
En uno de los puntos, Morales propone "garantizar la efectiva participación de la comunidad internacional para que sean testigos de todas las etapas del proceso electoral. Morales pidió que las elecciones "sean un verdadero escenario de reencuentro entre bolivianas y bolivianos para cerrar todas las heridas".
La respuesta del Palacio Quemado llegó rápidamente por boca de su ministro de Gobierno, Arturo Murillo. "Morales quiso eliminar a los bolivianos, no pudo. Ahora, pide acuerdo político. No tiene moral ni credibilidad", dijo en Twitter.
Morales dimitió el pasado 10 de noviembre por las "irregularidades" detectadas por la Organización de Estados Americanos (OEA) en las elecciones presidenciales del 20 de octubre. Más de 30 personas murieron en los enfrentamientos entre partidarios y detractores del líder indígena y con las fuerzas de seguridad.
El antiguo mandatario se considera víctima de un "golpe de Estado" porque renunció al cargo después de que así se lo sugirieran las Fuerzas Armadas y la Policía y, en consecuencia, no reconoce al Gobierno de Jeanine Áñez.