SANTIAGO, 12 Abr. (de la corresponsal de EUROPA PRESS Claudia Riquelme) -
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, viajará a La Paz para reunirse con el presidente boliviano, Evo Morales, quien lo citó a un encuentro extraordinario para plantearle la demanda martítima de Bolivia de recuperar una salida al mar.
En el marco de las celebraciones del Día del Mar, en marzo pasado, Morales dijo que su gobierno, en el poder desde enero de 2006, recurrirá a todas las instancias regionales e internacionales para lograr recuperar una salida al mar, la cual perdió ante Chile en la Guerra del Pacífico en 1879.
En duros términos, a pesar de las expresiones de buena voluntad dichas en Santiago con motivo de su asistencia a la ceremonia de toma de posesión de la presidenta Michelle Bachelet, donde incluso fue homenajeado por organismos sociales e indigenistas chilenos, Evo Morales reiteró la legitimidad de la aspiración de su nación por acceder nuevamente al Pacífico.
Según confirmaron fuentes del Palacio Quemado, sede del Ejecutivo boliviano, el Ministerio de Asuntos Exteriores está preparando con diligencia y cuidando todos los detalles la visita de Insulza, quien fue ministro del Interior del gobierno de Ricardo Lagos.
Chile y Bolivia tienen relaciones que se limitan a nivel consular desde 1978 y los últimos años los vínculos bilaterales se han visto marcados por tibios intentos de acercamiendo diplomático alterados por los contantes cambios de gobiernos en Bolivia.
Sólo Ricardo Lagos tuvo que tratar en seis años con cuatro presidentes bolivianos, lo que ha impedido establecer políticas coherentes respecto de la demanda boliviana. Sin embargo, y a pesar de que Chile ha reiterado que aspira a relaciones diplomáticas plenas y a mantener con Bolivia una "agenda sin exclusiones", La Paz insiste en que no habrá diálogo con Santiago mientras no se le devuelva su acceso al mar, ante lo cual La Moneda ha mantenido con firmeza el argumento que los Tratados Internacionales, como el de Paz y Amistad que, en 1904, selló la Guerra de 1879, "no se toca".