Actualizado 23/12/2016 08:46

Temer admite que la impopularidad le "afecta" pero asegura que no renunciará

El presidente de Brasil, Michel Temer
UESLEI MARCELINO/REUTERS

BRASILIA, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -

El presidente de Brasil, Michel Temer, ha confesado este jueves que la falta de popularidad que sufre a causa de las reformas que ha impulsado para combatir la crisis económica le "afecta" pero ha aclarado que no le empujará a dimitir.

"No renuncio a la popularidad, claro que me afecta, pero no me incomoda para gobernar, ya llegará el reconocimiento", ha dicho en una charla informal con los medios de comunicación en el Palacio de Planalto, según informa el diario brasileño 'Folha'.

Temer ha explicado que, por el contrario, el rechazo de los brasileños a su gestión presidencial le permite adoptar "medidas impopulares" pero "necesarias". "Un Gobierno con un apoyo extraordinario no podría tomarlas", ha esgrimido.

Así ha descartado la posibilidad de abandonar el cargo. "No lo tengo pensado", ha contestado interrogado por la prensa. Temer ha subrayado a este respecto que combatirá en los tribunales "con recursos y más recursos" su ascenso al poder.

Temer se ocupó de la Presidencia el pasado 31 de agosto, después de que el Senado declarara a la entonces mandataria, Dilma Rousseff, culpable de aumentar el gasto público en plena campaña para la reelección sin autorización del Congreso.

El líder conservador prometió a su llegada que no recortaría derechos sociales. Sin embargo, ha logrado que diputados y senadores aprueben una enmienda constitucional que le permite fijar un techo de gasto público para los próximos 20 años.

Esta y otras medidas han hecho que el 63 por ciento de los brasileños pida su dimisión y elecciones anticipadas y que el 51 por ciento califique de "pésima" su acción de Gobierno, de acuerdo con el último sondeo de opinión publicado por Datafolha.

"REGALO DE NAVIDAD"

En este contexto, Temer ha anunciado este jueves un proyecto de ley para que los trabajadores puedan retirar todos los fondos previstos para sus indemnizaciones por despido, que llevan bloqueados tres años, lo cual permitiría inyectar a la economía brasileña 30.000 millones de reales (unos 8.700 millones de euros).

Esta medida forma parte de una propuesta de reforma laboral en la que el Gobierno amplía el Programa de Empleo, mediante el que subsidia la reducción de la jornada laboral y del salario, y otorga primacía sobre la ley a los acuerdos entre trabajadores y empresarios.

"El Gobierno acaba de conseguir un valioso regalo de Navidad", ha dicho en una rueda de prensa, en la que ha confiado en que estas fiestas sirvan para "unir de nuevo a los brasileños", profundamente divididos por la crisis política.