Publicado 21/04/2015 14:41

El vicepresidente no ve una impugnación inminente de Rousseff


LISBOA, 21 Abr. (Reuters/EP) -

El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, ha descartado la posibilidad de que la presidenta Dilma Rousseff pueda ser impugnada pronto por violar leyes de responsabilidad fiscal, tras decir a un diario portugués que el caso en su contra aún está en una etapa inicial.

Un dictamen del Tribunal Federal Auditor de Brasil del 15 de abril dijo que su Gobierno había pospuesto transferencias a bancos estatales el año pasado para hacer que las cuentas fiscales del país lucieran mejor. Líderes de la oposición consideraron la semana pasada que éstos eran argumentos válidos para una impugnación.

"Creo que no hay peligro para la presidenta", ha afirmado al respecto Temer en declaraciones a 'Diario Economico' durante su visita a Portugal. Temer preside el partido centrista PMDB, que controla ambas cámaras del Congreso de Brasil e integra la coalición gobernante con el izquierdista Partido de los Trabajadores de Rousseff.

El fallo no fue suficiente para armar un caso de impugnación contra la presidenta y los procedimientos legales de todos modos podrían llevar años, ha aclarado Temer. "Esa fue la primera conclusión del Tribunal Auditor, el proceso aún está en una fase embrionaria", ha afirmado.

"Si un día surge algún hecho muy grave que abra esa posibilidad, entonces okey. Pero ahora estamos hablando sobre un informe, que será examinado, clarificado, habrá espacio para la defensa. Este proceso toma mucho tiempo, tres o cuatro años", ha añadido.

El caso se suma a los problemas que enfrenta el Gobierno brasileño por un escándalo de corrupción en la compañía petrolera estatal Petrobras.

Un sondeo de opinión mostró este mes que casi dos tercios de los brasileños están a favor de una impugnación de Rousseff por el escándalo de Petrobras y miles de personas han tomado las calles para protestar contra su Gobierno.

Temer está en Portugal para discutir las relaciones bilaterales y apoyar la participación de compañías brasileñas en la privatización de la aerolínea portuguesa TAP, así como un acuerdo de la brasileña Embraer para vender aviones de transporte militar al país europeo.