Publicado 21/08/2020 11:53

Burkina Faso.- La ONU alerta de un aumento del 50% en las personas que pasan hambre en Burkina Faso desde marzo

Burkina Faso.- La ONU alerta de un aumento del 50% en las personas que pasan ham
Burkina Faso.- La ONU alerta de un aumento del 50% en las personas que pasan ham - WFP/MAHAMADY OUEDRAOGO - Archivo

PMA y FAO llaman a actuar ya y reconocen que la pandemia de coronavirus ha deteriorado una situación ya de por sí complicada

MADRID, 21 Ago. (EUROPA PRESS) -

El número de personas que se enfrentan a inseguridad alimentaria en Burkina Faso y que tienen problemas para garantizar su sustento ha aumentado en un 50 por ciento desde marzo hasta alcanzar los 3,3 millones de personas durante la actual estación de carestía que precede a la cosecha de septiembre, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

"Estamos viendo un deterioro alarmante de la seguridad alimentaria en las zonas más castigadas del país", ha destacado el director del PMA en Burkina Faso, David Bulman.

"Necesitamos adoptar acciones inmediatas para revertir esta tendencia" en las dos provincias más castigadas ya que de lo contrario "sería un desastre en el que toda una generación se vería aplastada por el conflicto, el desplazamiento y el hambre", ha advertido.

Según los expertos, la situación de inseguridad alimentaria se ha visto exacerbada desde marzo por la pandemia de COVID-19, que ha afectado a la capacidad de la población de ganar dinero para cubrir sus necesidades diarias en un país en el que la violencia, tanto yihadista como intercomunitaria, golpea a menudo y también se sienten los efectos del cambio climático.

Dos de las provincias de la región de Sahel (norte), Oudalan y Soum, se encuentran en fase de emergencia, la cuarta de las cinco que contempla el llamado Marco Armonizado, siendo la quinta la de la hambruna.

Aquí, alrededor del 3 por ciento de la población tiene graves problemas para garantizar su alimentación, lo que tiene como resultado niveles alarmantes de desnutrición aguda, según las agencias de la ONU, que advierten de que muchos de los más afectados son desplazados por la violencia.

"La pandemia de COVID-19 está exacerbando aún más una crisis que ya se estaba deteriorando a un ritmo preocupante, empujando a cada vez más personas a una grave inseguridad alimentaria", ha subrayado por su parte la representante de la FAO en Burkina Faso, Dauda Sau.

HAY QUE ACTUAR AHORA

No obstante, ha defendido que se puede "revertir esta tendencia si actuamos ahora apoyando al Gobierno para que proteja los medios de vida, aumente rápidamente la producción local y la disponibilidad de alimentos, y apoye a la población rural para que acceda a comida".

Según la FAO y el PMA, muchos de los que se encuentran en situación de riesgo son agricultores de subsistencia y pastores. Aunque los expertos señalan que hace falta asistencia humanitaria y en forma de medios de vida, también es necesaria inversión a largo plazo en los medios vida rurales y en servicios sociales que fomenten la cohesión social y contribuyan a la paz.

La creciente violencia que ha venido registrando Burkina Faso, a manos de grupos yihadistas pero también de carácter intercomunitario y obra de las fuerzas de seguridad, superó esta semana el umbral del millón de personas, lo que representa al 5 por ciento de su población total.

Desde principios de 2020 se han registrado 453.000 nuevos desplazados, lo que eleva el total por encima del millón. De acuerdo con los datos del Consejo Burkinés para la Ayuda de Urgencia y la Rehabilitación (CONASUR), la cifra de desplazados era de 87.000 en enero de 2019.

Burkina Faso, al igual que la vecina Malí, ha registrado un fuerte aumento de ataques yihadistas en los últimos años, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región. Los abusos de las fuerzas de seguridad contra la población han ayudado a estos grupos en sus tareas de reclutamiento.

Dicha actividad ha contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florecieran grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado en los últimos meses a voluntarios para que ayuden en la lucha antiterrorista.