Actualizado 14/03/2012 22:14

Capriles cree que Chávez envía un mensaje "muy negativo" al preferir ser tratado en Cuba

Henrique Capriles Radonski
Foto: EUROPA PRESS/COMITÉ DE CAMPAÑA

MARACAIBO (VENEZUELA), 14 Mar. (Reuters/EP) -  

   El candidato presidencial de la oposición venezolana, Henrique Capriles Radonski, ha criticado duramente al mandatario Hugo Chávez por someterse al tratamiento contra el cáncer en Cuba, en lugar de confiar en los médicos de su país, y lo ha acusado de enviar un mensaje terrible a los ciudadanos comunes con esa decisión.

   El también gobernador del estado de Miranda (centro-norte), uno de los más importantes de ese país sudamericano, por lo general ha evitado unirse a la especulación febril sobre el estado de salud del presidente, y ha preferido simplemente desearle una pronta recuperación a tiempo para las elecciones del 7 de octubre, que se perfilan como las más reñidas de los 13 años de Gobierno de Chávez.

   Sin embargo, en uno de sus más fuertes comentarios hasta el momento, el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, coalición de la oposición, ha considerado como un error la decisión de Chávez de operarse en Cuba --dos veces a mediados de 2011 y de nuevo el mes pasado-- y gobernar desde La Habana, según declaró a Reuters esta semana.

   "Él dice que tiene que ser operado en el extranjero debido a que las condiciones no están dadas para que sea tratado en su propio país. ¿Qué significa esto para los ciudadanos comunes que tienen cáncer?", ha indicado Capriles durante una entrevista realizada en su autobús de campaña mientras recorría el estado de Zulia, productor de petróleo en el noroeste del país. "Es un mensaje muy negativo", ha añadido.

   Además de poner su fe en los servicios de salud de Cuba, Chávez ha optado por ser tratado en La Habana debido a su estrecha amistad con el expresidente Fidel Castro y a una mayor garantía de privacidad en la fuertemente controlada isla del Caribe.

RIESGOS POLÍTICOS

   "Si yo estuviera en su posición, me quedaría en Venezuela. Yo no gobernaría desde otro país", ha asegurado Capriles en medio de una gira "casa por casa", en la que está tratando de ganarse las áreas chavistas.

   Capriles, de 39 años, ha señalado que quiere reemplazar el socialismo radical de Chávez con un Gobierno de "izquierda moderna", siguiendo el modelo de Brasil y manteniendo lo mejor de las políticas de bienestar del mandatario socialista, pero con la restauración de la economía de libre mercado.

   Aunque tiene el impulso de una gran victoria en las elecciones primarias de su coalición y sabiendo que es la mejor esperanza de la oposición desde que Chávez llegó al poder en 1999, Capriles todavía se enfrenta a un enorme desafío para superar la conexión emocional del presidente con los pobres y contrarrestar el importante gasto público para proyectos sociales, a través de los ingresos derivados del petróleo en el país sudamericano miembro de la OPEP.

   Chávez, de 57 años, se enfrenta a una radioterapia después de la eliminación de un segundo tumor. "Creo que él será el candidato, yo quiero que él sea el candidato", ha afirmado Capriles, y ha sostenido que no le desea mal al presidente, quien sí le ha proferido feroces ataques verbales. "Nuestra campaña tiene un cronograma y dirección", ha enfatizado, con lo que descarta que la reincidencia del cáncer del mandatario cambie su estrategia.

   Hasta finales de mayo, el plan del opositor contempla la visita a los hogares en cada sector, especialmente los dominados por los partidarios de Chávez, para escuchar los problemas de la gente y elevar su perfil.

EL APOYO DE CHÁVEZ

   A pesar de la multitud que le expresó su apoyo en Zulia, incluso con momentos de euforia, Capriles no siempre atraviesa un camino de rosas. Grupos de camisas rojas 'chavistas' lo interrumpieron en varios puntos.

   En una casa, el líder de la oposición fue ahogado por una docena de mujeres que a través de una cerca gritaban consignas a favor de Chávez. Capriles rió, les dio la mano e incluso les lanzó un beso para bajar la tensión.

   En otro punto, un simpatizante socialista le cerró la puerta y se negó a hablar con él. Otro les exigió a los ayudantes de Capriles que abandonaran su propiedad y los llamó "sifrinos", como se le denomina en Venezuela a la gente adinerada. "Él no tiene el apoyo del pueblo", ha asegurado Sileyda Guevara, de 40 años, una simpatizante de Chávez.

   A pesar de haberse criado en un entorno rico, Capriles se enorgullece de su estilo cercano a la calle, que le ha servido desde que se convirtió en el legislador más joven del país a los 25 años.

   "Los venezolanos quieren ser escuchados; la televisión no es suficiente", ha indicado aludiendo a los casi diarios discursos maratónicos de Chávez transmitidos por la televisión. "El Gobierno actual me recuerda a la oposición de hace diez años: dividida, sin rumbo, tratando de generar conflictos artificiales", ha estimado.

   Capriles, a quien le gusta relajarse jugando baloncesto, ha asegurado que el desempleo, la delincuencia y los deficientes servicios se encuentran entre los principales problemas que le plantean los votantes.

   "Este 'socialismo del siglo 21' del que habla el Gobierno no existe; nos quedamos atrapados en el siglo 20", ha criticado, y ha recordado una visita a una comunidad costera en el estado de Lara (noroeste) que no tenía acceso a agua corriente.

   Capriles tiene previstas algunas visitas al extranjero, incluyendo Brasil, Colombia y Europa, para pulir sus credenciales.

   Capriles cree que Chávez gastará mucho dinero en la campaña electoral, pero insiste en que le vencerá. "Esto va a ser una campaña totalmente desigual, no podemos competir en términos de recursos", ha sostenido, convencido de que la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) financiará la propaganda 'chavista'.