Actualizado 08/06/2009 19:35

Chávez avanzará pese a impopularidad socialismo radical

Por Enrique Andrés Pretel

CARACAS (Reuters/EP) - Decidido a implantar el socialismo en la consumista Venezuela, el presidente Hugo Chávez sólo reduciría la marcha de la "revolución" si su popularidad cae a niveles que puedan poner en riesgo su estabilidad en el poder.

Legitimado tras ganar en febrero un referendo que le permite postularse a la reelección tantas veces como quiera, Chávez está aprovechando la "luna de miel" con el electorado para concretar su agenda ideológica más radical pese a la fuerte caída de los ingresos petroleros.

"El rico no es humano, es un animal con forma humana", dijo en mayo, defendiendo ardorosamente la necesidad de crear conciencia de clase para enfrentar la "maldición del capitalismo" que arruinó a Venezuela.

Pero, medidas como la progresiva suplantación del sector privado por el estatal con nacionalizaciones masivas, el hostigamiento a todo el que considere "enemigo del proceso", la centralización del poder y una retórica de "lucha de clases" cada vez más agresiva están mellando su nivel de apoyo.

"Chávez no es popular por su proyecto radical sino a pesar de él y necesita invertir popularidad para avanzar", dijo Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, cuyos sondeos muestran que la aprobación del mandatario bajó a un 54 por ciento en mayo desde el 61 por ciento tras su triunfo.

Tras pasar 20 años en los cuarteles, Chávez interpreta la política desde la óptica militar, replegándose cuando una determinada ley o política impacta fuertemente en su imagen, avanzando rápidamente en momentos estelares de apoyo y dispuesto a asumir riesgos en pos de un fin estratégico.

Pese a que tras ganar la reelección en el 2006 con una abrumadora mayoría lanzó uno de sus períodos más radicales, llegando a sacar del aire a una popular televisión opositora; su derrota en un referendo constitucional en el 2007 lo llevó a moderar su discurso, prometiendo una revisión y rectificación de sus políticas.

Aunque sondeos muestran amplio rechazo a que vacíe de poder a gobernaciones y alcaldías en manos de la oposición o a sus políticas contra la empresa privada, Chávez seguirá avanzando mientras considere que su soporte no caerá significativamente.

COSTOSA GASOLINA REVOLUCIONARIA

La popularidad es el combustible del proyecto revolucionario de Chávez. Pero, al contrario que la gasolina, el respaldo popular sale caro en Venezuela.

Tras una década en el poder, la mayoría de venezolanos sigue avalando al militar retirado por su discurso de justicia social e inclusión, que ha sostenido por años con multimillonarios programas asistenciales en alimentación, educación y salud destinados a los más pobres.

Según sondeos, Chávez cuenta con un núcleo duro de seguidores de alrededor de un 30 por ciento, mientras que el resto es más voluble y su apoyo está supeditado a los beneficios directos que perciben del Gobierno.

"Se une entonces un líder carismático con una chequera muy gorda que le permite lubricar ese carisma", sostuvo Teodoro Petkoff, editor del diario crítico Tal Cual. "Sin petróleo, su liderazgo se habría deteriorado hace tiempo", agregó.

Aunque desde el último trimestre del año pasado Chávez ha tenido que lidiar con una dramática caída en los precios del crudo, los cinco años de bonanza petrolera le dieron recursos suficientes -hasta la fecha- para escudar parcialmente de la crisis a las clases bajas, base de su poderío electoral.

Y con el mercado energético recuperándose a un ritmo sostenido, el mandatario podría incrementar de nuevo los niveles de gasto hacia finales de año para amortiguar el impacto de las decisiones más radicales y facilitar lo que llama la "transición socialista".

Sin embargo, existen riesgos en el camino.

Su necesidad de conservar apoyos podría estar apartándole de tomar medidas impopulares orientadas a enmendar problemas económicos estructurales, como una devaluación de la moneda local o un aumento del precio de la gasolina, que eventualmente podrían impactar en el desempeño del país.

Además, la regulación cambiaria y los controles de precios están asfixiando al sector privado, lo que podría generar episodios de desabastecimiento en algunos rubros y una caída en los niveles de productividad que propulsen aún más la galopante inflación, impactando en el ingreso real de la población.

Pero, incluso ante esa circunstancia, analistas todavía identifican un elemento que ha protegido a Chávez en otras crisis de popularidad en el pasado: la ausencia de un actor en la oposición capaz de capitalizar un eventual descenso en la aprobación del mandatario.

(Por Enrique Andrés Pretel, editado por Silene Ramírez)