Publicado 15/11/2019 16:26

Chile.- Los partidos llegan a un histórico acuerdo para lanzar un proceso constituyente inédito en Chile

La Plaza de Italia, en Santiago, amanece de blanco y con un mensaje de paz
La Plaza de Italia, en Santiago, amanece de blanco y con un mensaje de paz - AGENCIA UNO

Los chilenos decidirán en un plebiscito en abril si cambian la Ley Pinochet

MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -

Los partidos políticos del Gobierno y la oposición de Chile, a excepción del Partido Comunista (PC), han llegado de madrugada a un acuerdo histórico para lanzar un proceso constituyente inédito para el país, en respuesta a un mes de protestas contra la desigualdad social en la nación suramericana.

El acuerdo "por la paz social y la nueva Constitución", como lo han bautizado, son dos páginas con doce puntos en los que formulan una vía que hasta ahora no se había probado en Chile para elaborar una Carta Magna.

El proceso arrancará el próximo mes de abril con un plebiscito en el que los chilenos responderán a dos preguntas: "¿Quiere usted una nueva Constitución?" y, en el caso de voto afirmativo, "¿Qué tipo de órgano debiera redactar la nueva Constitución?".

Para esta segunda pregunta se proponen otras dos posibilidades que suponen un punto intermedio entre el Congreso Constituyente que quería el oficialismo y la Asamblea Constituyente que reclamaba la oposición.

Las opciones son una Convención Constitucional, que estará formada al cien por cien por ciudadanos elegidos para este fin, o una Convención Mixta Constitucional, conformado a un 50 por ciento por ciudadanos y parlamentarios.

"La elección de los miembros de ambas instancias se realizará en octubre de 2020 conjuntamente con elecciones regionales y municipales bajo sufragio universal con el mismo sistema electoral que rige para los diputados", precisa el acuerdo.

Además, "las personas que actualmente ocupan cargos públicos y de elección popular cesarán en su cargo" al ser designados para esta tarea y, una vez concluida, estarán inhabilitados durante un año para ser candidatos a cargo de elección popular".

El órgano constituyente "tendrá por único objeto redactar la Constitución", por lo que "se disolverá una vez cumplida la tarea". Tendrá que adoptar sus normas y cualquier decisión con un quórum de dos terceras partes.

El plazo para alumbrar el nuevo texto constitucional es de nueve meses, prorrogables por tres meses. El borrador de la Carta Magna tendrá que someterse a referéndum en un máximo de 60 días. En este caso, el voto será obligatorio.

"La nueva Constitución regirá en el momento de su promulgación y publicación, derogándose la Constitución actual", que rige desde 1980, en plena dictadura militar, por lo que se la conoce como Ley Pinochet.

JORNADAS MARATONIANAS

El acuerdo ha llegado apenas una semana después de que el Gobierno se abriera a la posibilidad de reformar la Carta Magna, algo que reclamaban tanto la oposición como los manifestantes.

El punto de partida de las negociaciones fue la propuesta formal que hicieron los partidos opositores el miércoles por la noche a la coalición gobernante, Chile Vamos. El oficialismo respondió el jueves a primera hora propiciando un intenso diálogo que ha tenido como escenario el antiguo Congreso, en Santiago.

Los principales escollos a lo largo del jueves y el viernes fueron, por un lado, la intención de Chile Vamos de usar la Constitución vigente como base de la nueva, de modo que las disposiciones que no se cambiaran continuarían automáticamente. Finalmente se impuso la postura opositora de la "hoja en blanco".

Por otro lado, la coalición gobernante quería un órgano constituyente integrado mayoritariamente por políticos, aunque con un 40 por ciento de ciudadanos. La oposición, en cambio, apostaba por una asamblea ciudadana. Las partes han apostado al final por trasladar la disyuntiva al plebiscito.

La única nota disonante es el Partido Comunista, que se cayó de las conversaciones el jueves por la mañana por mantenerse firme en su convicción de que la Asamblea Constituyente es el mecanismo más democrático para garantizar una amplia participación ciudadana que otorgue plena legitimidad al proceso".

"Si el PC no apoya esto va a cometer el mismo error histórico de cuando no apoyaron el plebiscito de 1988", ha dicho la líder de la Revolución Democrática, Catalina Pérez, en alusión a la histórica votación que propició el fin de la dictadura de Pinochet.

Según la prensa local, el presidente, Sebastián Piñera, no participó de forma directa en las negociaciones. Envió al núcleo duro de su Gobierno y él se encargó de los contactos internos en Chile Vamos. A las 21.00 (hora local) del viernes se retiraba del antiguo Congreso hacia La Moneda.

Al filo de las 2.30 se llegaba a un punto de encuentro. "Esta noche es histórica para Chile", proclamó el presidente del Senado, Jaime Quintana, que ha capitaneado las negociaciones.

LA PRESIÓN DE LA CALLE

La idea de reformar o redactar directamente una nueva Constitución no partió de los partidos políticos, sino de los manifestantes que desde el 17 de octubre han salido casi a diario a las calles de Santiago, Valparaíso, Concepción y otras ciudades.

Las protestas comenzaron por la cuarta subida del precio del metro en pocos meses pero crecieron rápidamente hasta denunciar la desigualdad social y exigir un cambio constitucional.

Piñera, que inicialmente reaccionó declarando el estado de emergencia, promulgó una "agenda social" para responder a las demandas de los chilenos y remodeló el Gobierno para llevarla a cabo.

Pese a ello, las protestas continuaron, lo que llevó al jefe de Estado a sopesar la reforma constitucional. "Estamos absolutamente disponibles a discutir cambios a nuestra Constitución. Eso puede terminar en reformas o en una nueva, pero dentro de los canales que establece nuestra democracia", dijo.

Los chilenos se han seguido manifestando a pesar de que las negociaciones entre partidos para lograr el cambio constitucional ya habían arrancado. Así, Plaza Italia, epicentro de la movilización popular en Santiago, ha amanecido este viernes forrada de blanco y con un claro mensaje: "Paz".

Los partidos han ratificado en el primer punto del acuerdo "su compromiso con el restablecimiento de la paz y el orden público y el total respeto de los Derechos Humanos y la institucionalidad democrática".