BOGOTÁ, 3 Abr. (EUROPA PRESS) -

El jefe de los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Iván Márquez, ha acusado este miércoles a los expresidentes colombianos Alvaro Uribe y Andrés Pastrana de ser "alacranes venenosos" que no permiten al Gobierno y la guerrilla "hacer la paz".

En un artículo de opinión publicado en el blog que las FARC han creado con motivo de las negociaciones de paz en La Habana, Márquez subraya que "Colombia es un país con expresidentes venenosos como alacranes, que aunque no pudieron ganar la guerra, tampoco permiten hacer la paz".

En concreto, denuncia las "diatribas incendiaras de Uribe", a quien acusa de querer "prolongar la guerra con la ilusión vana de que a través de ella tendrá seguridad jurídica".

En su opinión, el expresidente no quiere verse como el exdictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, que está siendo juzgado en su país por genocidio, "lo cual es humano y comprensible". Pero, ha añadido, "no se pueden ahogar crímenes de lesa humanidad bajo el estruendo de sonoridades bélicas".

En cuanto a Pastrana, que en los últimos días también se ha mostrado muy crítico con el proceso de paz entablado por el presidente Juan Manuel Santos, el dirigente guerrillero le acusa de ser "tan sulfurado como Uribe". Asimismo, considera que con sus declaraciones ha dejado "claro" que el fallido proceso de negociación con la guerrilla en el Caguán "no buscaba la paz".

"Dios los crea y el diablo los junta. Pastrana y Uribe quieren una Colombia aprisionada eternamente en la oscura noche de la violencia", lamenta Márquez.

Por otra parte, indica que las FARC quieren que "la gente, las organizaciones sociales y políticas, expresen directamente su visión sobre la paz, y que sus sueños de nuevo país sean tenidos en cuenta a la hora del acuerdo final".

"El destino de Colombia, señores expresidentes, no puede ser la guerra", advierte el guerrillero, incidiendo en que "la política no puede reducirse a la práctica de sacarse los trapos al sol, ni a disparar contra la reconciliación".

"Necesitamos reunir voluntades para edificar la paz con justicia social, democracia y soberanía. No rebajen el lenguaje (...) debemos reconocernos recíprocamente como partes de un conflicto. Resolvámoslo sin el plomo de las palabras, sin injerencias extranjeras, y si las hay, que sean para ayudarnos a alcanzar la paz, no para incendiar el país o imponerle trabas jurídicas a la posibilidad de acabar con la guerra", concluye el artículo.