MADRID, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia de coronavirus en Corea del Norte y, en particular, el cierre de la frontera con China, podrían derivar en un "alarmante" aumento de la falta de comida y la desnutrición en territorio norcoreano, ha advertido este martes un experto independiente de la ONU.
El relator que examina los Derechos Humanos en Corea del Norte, Tomás Ojea Quintana, ha recordado que ya en la década de los noventa "la falta de comida tuvo un impacto devastador" en el país asiático, por lo que ha pedido tanto al régimen de Kim Jong Un como a la comunidad internacional que garanticen el suministro de productos básicos.
"El Gobierno (norcoreano) debe tomar medidas rápidas para priorizar los recursos financieros y permitir que la ayuda humanitaria llegue a terreno sin restricciones", ha reclamado Ojea Quintana, en un comunicado en el que sin embargo reconoce la falta de información fiable sobre lo que estaría ocurriendo.
Corea del Norte no ha reconocido por ahora ningún caso de COVID-19, lo que, de ser cierto, la convertiría en la excepción de una pandemia que suma ya más de 7,1 millones de casos y que se originó en la vecina China, uno de los pocos países con los que Pyongyang mantiene relaciones fluidas.
Ojea Quintana ha expresado su preocupación por las informaciones que apuntan un posible aumento de las personas sin hogar en las calles de las principales ciudades, el drástico aumento del precio de las medicinas o el creciente número de familias que comen solo dos veces al día o únicamente arroz. Las necesidades alimentarias también estarían aumentando entre los militares, ha añadido.
El relator ha lamentado los efectos de las sanciones internacionales en un contexto como el actual, por lo que ha emplazado al Consejo de Seguridad de la ONU a reconsiderarlas "en vista del impacto que tienen en la vida de los ciudadanos y en la capacidad del Gobierno para responder" a las necesidades.
SITUACIÓN DE PRESOS
Ojea Quintana también ha extendido su preocupación a la situación en las prisiones, donde la desnutrición ya sería "común", en especial por los campos de prisioneros. La falta de comida y el contagio de enfermedades forman parte de las quejas recurrentes de las organizaciones de Derechos Humanos en el caso de los enclaves utilizados por el régimen para la represión política.
"El Gobierno de Corea del Norte debe proporcionar información sobre estos presos y permitir la vigilancia independiente", ha enfatizado el relator, que ha solicitado la liberación de todos aquellos reclusos en mal estado de salud, como han hecho otros países para evitar riesgos médicos.