BRUSELAS, 30 Mar. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, ha convocado una nueva reunión por videoconferencia de los ministros de Finanzas de la eurozona para el próximo martes, 7 de abril, con el objetivo de definir una respuesta fiscal europea que ayude a mitigar las consecuencias económicas de la pandemia de Covid-19.
"El Eurogrupo se reunirá el 7 de abril para proseguir con el mandato de los líderes de la UE y presentar propuestas para reforzar nuestra respuesta al Covid-19", ha anunciado el portugués en la red social Twitter.
Hasta entonces, los países de la eurozona trabajarán a nivel técnico en las diferentes incitativas y también se organizarán reuniones bilaterales entre las capitales con el objetivo de allanar el camino de cara al encuentro ministerial.
Por delante de los responsables económicos de los Diecinueve se encuentra la difícil tarea de encontrar una estrategia fiscal común que sirva para contrarrestar el impacto económico de la enfermedad en un año que, según estima Bruselas, terminará con una contracción del PIB de la eurozona.
Los jefes de Estado y de Gobierno dieron el pasado jueves dos semanas a sus ministros de Finanzas para llegar a una cuerdo, lo que significa que la reunión del Eurogrupo tendrá lugar tres días antes de que el viernes se cumpla el plazo establecido.
La profunda división que quedó patente en la cumbre telemática, que enfrenta a países como España, Francia o Italia, partidarios de los eurobonos, con otro frente comandado por Países Bajos y Alemania, que los rechazan, se repetirá en un Eurogrupo que tiene la obligación de encontrar soluciones.
La posibilidad de que el fondo europeo de rescates (MEDE) intervenga para conceder líneas de crédito de hasta el 2% del PIB nacional a los países que los soliciten gana enteros, pero este punto también genera discrepancias.
Los países del norte insisten en que estos préstamos estén vinculados a una serie de condiciones para garantizar que se retorna a la estabilidad financiera cuanto antes, pero el grupo del sur considera que la condicionalidad debe ser, en todo caso, mínima, porque la pandemia golpea a todos los países por igual.