MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Reino Unido tiene registrados más de 430.000 casos de coronavirus en territorio británico desde el inicio de la pandemia, después de incluir en solo 24 horas 14.542 positivos más en este listado, que el fin de semana aumentó de forma drástica tras incluir datos que habían quedado fuera en las semanas previas por un error informático.
En concreto, se han confirmado ya 530.113 casos de COVID-19 y 42.445 fallecidos, 76 más que el lunes. Las autoridades estiman que 2.833 personas están ingresadas por consecuencias derivadas de la enfermedad, según las estadísticas que publica diariamente el Ministerio de Sanidad.
Los distintos territorios que conforman Reino Unido han endurecido en las últimas semanas las restricciones, al albor de una tendencia al alza de los contagios. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha reconocido que la situación no evoluciona todo lo bien que debería y ha instado a la población a extremar las precauciones.
Preocupa, por ejemplo, la situación de Mánchester, que registró casi 3.000 nuevos casos en la semana previa al 2 de octubre y alcanzó una tasa de incidencia en estos siete días de más de 529 casos por 100.000 habitantes. Knowsley y Liverpool figuran por detrás, con 498 y 487 casos por 100.000 habitantes, según Sky News.
La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ha anticipado que el miércoles anunciará nuevas restricciones, pero ha aclarado que por ahora no se plantea ningún confinamiento como el decretado en marzo, en plena escalada de la primera ola de contagios.
Sturgeon ha admitido que se está detectando "un drástico aumento de la tasa de infección de nuevo" y que los contagios han dado ya el salto de la gente joven a poblaciones más vulnerables, como los ancianos. Sin embargo, ha abogado por "encontrar un equilibrio" entre la protección de la salud y las inconveniencias que tendría un segundo confinamiento, informa la BBC.
MENSAJE OPTIMISTA DE JOHNSON
Johnson ha pronunciado este martes un discurso ante los conservadores en los que, en un tono optimista, ha llamado a construir "un nuevo Jerusalén" a partir de la pandemia con oportunidades para todos. En este sentido, espera que la crisis sanitaria sirva al menos como "catalizador" del cambio.
"Hasta en los momentos más oscuros podemos ver un futuro brillante por delante. Y podemos ver cómo lo construiremos y que lo construiremos juntos", ha defendido, abogando por un nuevo enfoque económico que apueste por las energías renovables e incluya avances en temas como vivienda, sanidad o educación.