Actualizado 24/06/2009 16:33

La corrupción preocupa más a los iraquíes que la seguridad

Por Aseel Kami

BAGDAD (Reuters/EP) - Muchos iraquíes, acostumbrados a la violencia sectaria entre chiítas y sunitas, parecen más preocupados por la corrupción que ha afectado a cada aspecto de la vida diaria y está haciendo mella en las nacientes instituciones públicas de Irak.

La violencia que surgió a raíz de la invasión liderada por Estados Unidos en el 2003 está apagándose y a medida que lo hace, los iraquíes se centran más y más en los problemas que salpican su vida diaria, como la electricidad que va y viene, la carencia de agua potable y un sistema de alcantarillado sobrepasado.

A la cabeza de las preocupaciones de muchos está la pandemia de corrupción, que está minando los esfuerzos para reconstruir y proporcionar servicios básicos y que podría sembrar tanto descontento que la insurgencia podría encontrar suelo fértil para renovarse.

"No puedo dar un paso sin sobornar a gente", dijo Adel Hamza, que como jefe de relaciones públicas de una constructora extranjera es responsable de conseguir que las autoridades iraquíes firmen, sellen y autentifiquen contratos.

"Todo el mundo abre la boca, como si estuviera alimentando a pájaros", agregó.

Es difícil encontrar a alguien en el Gobierno que dé una cifra de lo que se está pagando en sobornos para contratos gubernamentales, pasaportes u otro tipo de papeleo oficial.

Un importante funcionario, que habló bajo condición de anonimato, dijo que se espera que se pierdan al menos 4.000 millones de dólares del presupuesto anual de 58.600 millones.

Cuando los precios del petróleo llegaron a niveles récord de 147 dólares por barril el año pasado, la economía iraquí se vio inundada de efectivo. Sólo Somalia y Myanmar fueron considerados más corruptos en el 2008, según Transparencia Internacional.

MALIKI PROMETE ACCIONES

El final de junio supondrá el principio de la retirada estadounidense de Irak, cuando las tropas de combate que invadieron el país para derrocar a Saddam Hussein se retiren de las ciudades, dejando la seguridad de los centros urbanos en manos de policías y soldados iraquíes.

El primer ministro Nuri al-Maliki y otros políticos han advertido de que la red islamista Al Qaeda y otros grupos violentos posiblemente intenten aprovecharse de la retirada estadounidense para lanzar más ataques, en un intento por reactivar las disputas sectarias.

Una serie de atentados en torno a Bagdad y otras zonas mataron el lunes a 27 personas y el sábado pasado un camión bomba dejó 73 muertos a las puertas de una mezquita cerca de Kirkuk, en el norte.

Haider Abdul-Muhsin dice que cuando tiene que acceder a funcionarios del Ministerio del Interior para que le firmen documentos, tiene que repartir dinero como si fuera confeti.

"Desde la puerta de entrada, donde hay un guardia de seguridad, hasta que llego al funcionario, tengo que pagar dinero para que se procesen mis documentos. Esto no es normal", dijo Muhsin.

Muhsin cree que la corrupción yace detrás del ruinoso estado de su vecindario, donde los líquidos cloacales se amontonan en hoyos en el pavimento. Un proyecto de renovación que comenzó hace tres años nunca terminó, y Muhsin dice que escuchó que el contratista tomó el dinero y se fugó.

"Mi barrio se ve como si lo hubiera alcanzado un cohete", dijo.

Tras las acusaciones de corrupción contra funcionarios en el Ministerio de Comercio, que supervisa el masivo programa de subsidios alimentarios de Irak y las importaciones millonarias de harina, arroz y azúcar cada año, Maliki prometió frenar los sobornos.

El ex ministro de Comercio Abdul Falah al-Sudany fue arrestado el mes pasado, al igual que uno de sus hermanos, y otro se fugó.

"La corrupción económica y administrativa es más peligrosa que el terrorismo porque el terrorismo mata a una persona, o dos, o cien, pero la corrupción mata a millones al privarles de proyectos, de acceder a una medicina de calidad (..) y no anima a los inversores internacionales", dijo Ghazi al-Kinani, analista económico.

La ama de casa Najat al-Azzawi dice que la falta de servicios públicos seis años después de la invasión la intranquiliza con respecto al futuro.

"La seguridad era el problema, ahora la corrupción encabeza la lista", señala la mujer.

(Traducido por Redacción Madrid, editado por Hernán García)