Actualizado 03/12/2006 22:26

Crónica Chile (3).- El ex dictador Pinochet se debate entre la vida y la muerte tras sufrir un infarto al corazón

La familia autoriza una operación de alto riesgo para instalarle un nuevo bypass

Mientras un centenar de sus partidarios espera en las puertas del hospital, sus detractores ponen en duda su estado real de salud


SANTIAGO, 3 Dic. (de la corresponsal de EUROPA PRESS Claudia Riquelme) -

El ex dictador Augusto Pinochet Ugarte se debate a estas horas entre la vida y la muerte tras haber sufrido en la madrugada del domingo un infarto de miocardio y un posterior edema pulmonar, lo que le mantiene ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Militar de Santiago. El anciano ex gobernante de facto había llegado al centro médico a las ocho de la mañana en un helicóptero procedente de su domicilio, en el barrio más lujoso de la capital.

Después de la primera revisión de los médicos, practicaron al ex dictador procedimientos de reanimación que lo mantuvieron consciente y respirando por su cuenta, sin necesidad de ayuda mecánica. Poco después, Pinochet recibió la visita de sus familiares más cercanos, su esposa Lucía Hiriart y sus cinco hijos, además del comandante en jefe del Ejército, el general Oscar Izurieta.

La gravedad de su estado obligó a los médicos a someter a Pinochet a una intervención quirúrgica "de alto riesgo" a partir de las siete de la tarde para instalarle un nuevo bypass que permita reanudar la circulación sanguínea en la arteria congestionada. Al cierre de esta crónica se está a la espera del parte médico. Para ello, y debido a la peligrosidad de la operación, la familia del ex dictador debió firmar un documento autorizando el procedimiento médico.

Dos partes del Hospital Militar han dado cuenta de que, a pesar de su gravedad, Pinochet se mantiene estable y que las próximas horas son cruciales para saber si superará esta crisis. El anciano militar sufre de diabetes, hipertensión arterial y una demencia subcortical leve a moderada que le ha permitido sortear los cientos de casos judiciales a los que se enfrenta en los tribunales.

"EN MANOS DE DIOS"

Visiblemente afectados, la familia ha permanecido en el Hospital Militar de Santiago, que cerró su atención en el servicio de urgencia para dedicarse exclusivamente a Pinochet, que llegó al centro junto a su hijo mayor, Augusto. Fue el menor de sus hijos varones, Marco Antonio, quien dio la primer versión de la familia a la prensa, al comentar que su padre estaba "muy grave y en las manos de Dios".

Más tarde, uno de sus nietos, Rodrigo, comentó que la situación es "compleja". Pinochet recibió la unción de enfermos del capellán del hospital y más tarde fue visitado por el obispo del Ejército. Además, el general Oscar Izurieta se encuentra en el hospital acompañando a los familiares, que han sido vistos desde las puertas del centro en una situación emotiva nunca antes vista.

El ex dictador ha recibido la visita de menos de 10 personas: un par de ex ministros; su portavoz, el general Guillermo Garín; su ex secretaría Mónica Ananías; y un sólo parlamentario, Iván Moreira, del derechista partido opositor Unión Demócrata Independiente (UDI), quien dijo que Pinochet sobrevivirá a la crisis "para no darle el gusto a la gente de izquierda que celebra su enfermedad".

Entre los familiares y asesores que han visitado al ex dictador en el Hospital Militar de Santiago, varios están procesados junto a Pinochet por los delitos de fraude a Hacienda, evasión tributaria y enriquecimiento ilícito, en el marco del caso de las cuentas secretas en el Banco Riggs, de Estados Unidos.

A diferencia de otras ocasiones, a penas un centenar de seguidores del ex dictador esperan noticias a las afueras del hospital. En su mayoría mujeres, rezan, cantan melodías alusivas a la dictadura y muestran, dolientes, fotos de Pinochet en sus tiempos de Jefe de Estado. De hecho, ni siquiera se han registrado manifestaciones de los opositores, lo cual, según la Policía, podría ocurrir esta noche.

PRUDENCIA EN LA MONEDA

Cuando Pinochet llevaba más de 10 horas en el hospital se conoció la primera y prudente reacción del Gobierno de Michelle Bachelet. El ministro portavoz de La Moneda, Ricardo Lagos Weber, comentó de forma escueta que "es de mal gusto" hablar de la muerte de quien aún está con vida, y agregó que el Gobierno está preparado "para cualquier escenario".

De todas formas, Bachelet ya había comentado hace algunos meses que piensa que muchos chilenos se sentirían "violentados" si Pinochet recibiera honores de Estado en su funeral. Su voz representa a miles de chilenos víctimas de la dictadura, ya que fue arrestada y torturada, al igual que su madre, con quien partió al exilio. Y su padre, un general de la Fuerza Aérea, murió en cautiverio tras ser torturado por su fidelidad al derrocado presidente Salvador Allende.

El protocolo de Estado no obliga a la presidenta de la República a asistir a las exequias. Y el hecho de que Pinochet esté procesado en los tribunales le resta posibilidades de ser homenajeado. Sin embargo, fue comandante en jefe del Ejército y tiene el grado de benemérito, lo que no impediría que sus compañeros de armas sí realizaran un funeral de grandes proporciones.

TRIBUNALES

La posible muerte de Pinochet pone en jaque también a las más de 300 causas que enfrenta ante la justicia. Seguramente, estos procesos y los siete desafueros que tiene en su haber por distintos casos de violaciones de Derechos Humanos donde ha sido privado de su inmunidad para ser procesado como culpable, cómplice o encubridor, quedarán suspendidos debido a la muerte de su principal acusado.

Uno de los abogados defensores de víctimas de las violaciones de Derechos Humanos, Hiram Villagra, comentó que duda del estado real de salud de Pinochet y recordó que, muchas veces, ante la inminencia de un fallo judicial adverso, Pinochet ha sido internado en el Hospital Militar argumentando una crisis médica. No obstante, nunca antes se habló de infarto o de "riesgo vital", como en esta oportunidad.

Por su parte, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Mireya García, dijo que lo que le ocurre a Pinochet es "lamentable" porque impedirá avanzar en los juicios. Además, consideró que la salud del ex militar no le sorprende porque es "la esperada" para alguien de 91 años, y, con cierto escepticismo, recalcó que un Pinochet enfermo y en crisis "es el cuadro que se nos ha presentado en los últimos cinco años".