Actualizado 12/04/2015 08:32

Cuba y Estados Unidos, un gesto para el mundo

U.S. President Barack Obama talks with his Cuban counterpart Raul Castro before
Foto: HANDOUT . / REUTERS

   Por Anabel Blanco, editora de Notimérica.com

   Las palabras que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo cubano, Raúl Castro, se han intercambiado durante la VII Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, han sido un gesto al mundo en medio de los crecientes conflictos que vivimos.

   Más allá de lo que el acercamiento entre dos países largamente enfrentados va a suponer en un futuro para el equilibrio de fuerzas en América Latina, las palabras del líder cubano al mandatario estadounidense, al calificarle como un hombre "honesto" y eximirle de cualquier responsabilidad en el largo bloqueo económico que sufre la Isla, representan que es posible, con voluntad, salvar los obstáculos ideológicos y superar incluso los odios.

   Una lección que debería servir para reconducir la política internacional de muchos países, de todos, con el fin de lograr la paz que merecen los seres humanos.

   Permanecer en la indiferencia ante lo que sucede más allá de nuestras fronteras, o alentar conflictos propios o ajenos, sólo nos lleva a acrecentar los odios, los enfrentamientos.

   No es fácil el camino, nunca lo es. Pero merece la pena intentarlo. Y, tras lo ocurrido en Panamá, quedan menos excusas para no hacerlo.

   El propio presidente venezolano, Nicolás Maduro, dispuesto a dar la batalla, rebajó su tono en la Cumbre. Dijo, como no podía ser de otra forma (no se puede pasar de una 'guerra' a la paz en un momento), que no cree a Obama, "aunque quisiera creerlo".

   Pero también él ha hablado con el presidente estadounidense en lo que ha calificado como un encuentro "serio y franco", en el que ambos se dijeron "las verdades".

   Tal vez hablar viendo la cara del que tomamos por enemigo, nos haga reflexionar para sentir que quien tenemos enfrente es también una persona que, de forma equivocada o no, busca lo mejor para su pueblo.

   Pero ha llegado la hora de trabajar pensando que lo que nos beneficia a unos, también debe beneficiar al resto. De otro modo, será imposible el entendimiento para poner fin a un mundo sin paz.

   Ojalá que lo ocurrido estos días en Panamá envíe una señal de que los conflictos y las guerras solo traen sufrimiento, y que la búsqueda del entendimiento es el más alto deber que tienen quienes nos representan.