Actualizado 25/02/2008 01:03

Cuba.- El exilio de Miami recibe con indiferencia el relevo de Fidel Castro


MIAMI (FLORIDA, EEUU), 25 Feb. (Reuters/EP) -

Hace veinte años la noticia de la sustitución de Fidel Castro como jefe del Estado cubano habría sido recibida por la importante comunidad de exiliados cubanos que vive en Miami con grandes celebraciones y con preparativos para el regreso a la isla, pero el nombramiento de Raúl Castro como sucesor de Fidel ha sido recibida con indiferencia ante la escasa perspectiva de reformas.

"Castro va a seguir teniendo el poder. Cuba va a ser lo mismo y nadie va a tener libertad en Cuba", lamentó un agente inmobiliario cubano, Eduardo Migueltorena, llegado a Miami en 1980 durante el éxodo del puerto de Mariel, durante el que también salió de la isla el poeta Reinaldo Arenas. En total fueron más de 100.000 los cubanos que salieron de la isla con la autorización del Gobierno.

En las calles de Little Havana, el barrio de Miami donde se afinca el exilio cubano más tradicional, no había radios encendidas y tampoco en restaurantes famosos entre el exilio como el Versailles o La Carreta la gente prestaba atención a las televisiones.

Hace dos años, en cambio, cuando Fidel entregó el poder temporalmente a su hermano debido al empeoramiento de su salud, sí hubo celebraciones en Miami, pero en esta ocasión el nombramiento oficial de Raúl y del comunista de la vieja guardia José Ramón Machado Ventura como vicepresidente apenas han merecido comentarios relevantes.

"Bajo el Gobierno de Castro no importa quién es el segundo. Quizás temen que si cambian demasiado pierdan el poder", opinó Juan Fiol, un vendedor de frutas que abandonó Cuba en 1961.

En Little Havana viven los primeros exiliados, quienes dejaron Cuba poco después del triunfo de la revolución castrista, y allí continúan sus hijos y sus nietos a pesar de que muchos creían que podrían regresar enseguida. "Desde el día uno he esperado este día, ansiado este día", explicó Jaime de Hombre, un cubano de 69 años llegado a Miami en 1959. "Es decepcionante, decepcionante. Me gustaría verle (a Fidel Castro) sufrir", dijo. "Mejor si Castro muere", clamó su esposa, Gloria.