Actualizado 09/07/2009 05:53

DATOS-Algunas preguntas y respuestas sobre la crisis en Honduras

Por Enrique Andrés Pretel

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el Gobierno interino que asumió el poder tras el golpe de Estado se sentarán a dialogar el jueves en Costa Rica para buscar una salida a la peor crisis política en Centroamérica en dos décadas.

Ambos bandos se mostraron inflexibles en sus exigencias antes de acudir a las conversaciones, que se producen bajo la mediación del mandatario costarricense y premio Nobel de la Paz, Oscar Arias.

A continuación, algunas preguntas y respuestas sobre las posiciones y objetivos de los actores del conflicto político en Honduras:

P - ¿Por qué se produce el golpe de Estado?

R - Zelaya fue secuestrado y expulsado del país el 28 de junio por militares, cuando se disponía a realizar una consulta popular que abriría el camino a modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial desafiando la prohibición de un juez y la oposición de las Fuerzas Armadas.

Empresario maderero que llegó al poder en el 2006 con un moderado discurso liberal, Zelaya se enemistó con las elites conservadoras por el cambio de su discurso hacia izquierda y la creciente alianza con el presidente venezolano, Hugo Chávez, cuando los precios del crudo tocaban máximos históricos.

P - ¿Cuáles son las exigencias de las partes?

R - Ambos bandos se han mostrado inflexibles en sus posiciones y aseguran que van a Costa Rica a dialogar, pero descartan negociar ciertos puntos.

Zelaya ha reiterado que su regreso al poder y la destitución del "Gobierno usurpador" es innegociable. Exige su restitución inmediata e incondicional y que los responsables del golpe sean juzgados por romper el orden constitucional.

El Gobierno interino que encabeza Roberto Micheletti, dice que todo es discutible menos el retorno de Zelaya como presidente y advirtió que de volver al país será arrestado por traición a la patria, abuso de poder y actos de corrupción.

P - ¿Cuáles son los argumentos?

R - El depuesto líder hondureño asegura que la consulta prevista no era vinculante y que sólo pretendía sondear la opinión pública sobre la posibilidad de modificar la carta magna, que tiene varios artículos "pétreos" que la propia Constitución prohíbe cambiar, entre ellos el de la reelección presidencial.

Zelaya niega que buscara reelegirse y afirma que está dispuesto a probar su inocencia ante los tribunales.

Las autoridades provisionales dicen que Zelaya violó numerosos artículos de la Constitución y denuncian que habría firmado un decreto para que la consulta prevista el día que se ejecutó el golpe fuera vinculante, lo que le permitía convocar de inmediato una Asamblea Nacional Constituyente.

P - ¿Pueden tener éxito las negociaciones?

R - Pese a que las posiciones son muy cerradas, la presión internacional y la amenaza de duras sanciones económicas contra Honduras podrían obligar a ceder a las partes. Zelaya podría retornar bajo ciertas condiciones, desde la convocatoria inmediata de elecciones a la conformación de un Gobierno de coalición hasta los comicios.

Será clave el rol mediador del presidente de Costar Rica, Oscar Arias, un hábil negociador cuyo papel en las conversaciones de paz en varios conflictos armados y golpes de Estado en Centroamérica le valieron el Premio Nobel de la Paz en 1987.

P - ¿Quién apoya a quién?

R - Zelaya va a la mesa de diálogo con un amplio respaldo internacional, desde Estados Unidos a Venezuela. La Organización de Estados Americanos (OEA) sancionó a Honduras por su negativa a restituir al mandatario en el poder, mientras que la Unión Europea y los países latinoamericanos retiraron a sus embajadores de la empobrecida nación centroamericana.

El Gobierno interno cuenta con el apoyo del Congreso, la Corte Suprema de Justicia, los principales gremios empresariales, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas y buena parte de la población, que rechazan el regreso de Zelaya.

P - ¿Qué sucede si se rompe el diálogo?

R - La ruptura de las conversaciones podría suponer mayores sanciones económicas para el pequeño país exportador de café, textiles y bananos, que quedaría aún más aislado en el exterior y divido internamente, lo que podría generar conflictos en las calles.

Un eventual intento retorno forzado de Zelaya, pese a que ha sido desaconsejado por Washington y varios países de la OEA, podría incrementar la polarización y derivar en situaciones de violencia.

(Por Enrique Andrés Pretel; Editado por Ricardo Figueroa)