Publicado 18/02/2021 14:40

DDHH.-Uno de cada seis niños en zonas de conflicto está en riesgo de sufrir violencia sexual por parte de grupos armados

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En 2019, el 98 por ciento de las víctimas fueron niñas

MADRID, 18 Feb. (EUROPA PRESS) -

Uno de cada seis niños que residen en zonas de conflicto viven "cerca" de grupos armados que ejercen violencia sexual contra ellos, es decir, 72 millones de niños o el 17 por ciento de los 426 millones que viven en zonas de conflicto a nivel global.

Es una de las conclusiones de un informe elaborado por Save the Children, que alerta de que el riesgo de sufrir violencia sexual en la infancia es casi diez veces mayor ahora que hace 30 años, ya que en 1990 unos 8,5 millones de niños se encontraban en esta situación.

De hecho, según la organización, de los 54 conflictos en todo el mundo, en 22 de ellos se denunció el uso de la violencia sexual contra los civiles, mientras que en 15 se denunció explícitamente que los grupos armados habían perpetrado violencia sexual contra los niños y las niñas.

El trabajo, 'Arma de guerra: violencia sexual contra los niños en conflictos', enumera entre estos riesgos la violación, la esclavitud sexual, la explotación sexual, el embarazo forzado, la esterilización forzada, el aborto forzado, la mutilación sexual, y el abuso y la tortura sexual, a manos de grupos armados, fuerzas gubernamentales y fuerzas del orden.

Por su parte, los países donde la infancia se enfrenta a mayor riesgo de violencia sexual son Colombia, Irak, Somalia, Sudán del Sur, Siria y Yemen, según la entidad. La violencia sexual se utiliza a menudo como arma de guerra contra la infancia y otros civiles para aterrorizarlos, sembrar el miedo y la intimidación con fines políticos y militares, para realizar limpiezas étnicas o castigar a la población civil por su presunto apoyo a las fuerzas opositoras.

La directora general de Save the Children Internacional, Inger Ashing, ha puesto el foco en que "muchos casos de violencia sexual no se denuncian, especialmente en zonas de conflicto y cuando las víctimas son menores". Por ejemplo, según Ashing, en 2019 se denunciaron de media solo dos casos al día de violencia sexual contra niños y niñas que viven en zonas de conflicto.

Desde 2006, Naciones Unidas ha confirmado la existencia de más de 20.000 casos de violencia sexual contra la infancia en zonas de conflicto, uno de cada seis considerado de extrema gravedad.

De hecho, su informe más reciente recoge 749 casos de violencia sexual contra menores en conflictos armados solo en 2019, de los cuales el 98 por ciento tuvo como víctima a niñas. En este sentido, la ONU insiste en que, aunque los niños representaran solo el 2 por ciento de los casos en 2019, han sido objetivo estratégico durante los últimos años en los conflictos de la República Centroafricana, República Democrática del Congo (RDC), Sudán del Sur y Siria.

En Afganistán, la mayoría de los casos denunciados en 2019 estaban relacionados con niños, donde a menudo son explotados y esclavizados por hombres en posiciones de poder.

Además, los casos atribuidos a las fuerzas estatales casi se duplicaron con respecto a 2018. Sin embargo, es probable que estos casos representen solo una pequeña parte de los casos reales, como revela la nueva investigación de Save the Children.

"Sabemos que la violación y otras formas de abuso se utilizan cada vez más contra la infancia en estos contextos, por lo que estas denuncias representan solo la punta del iceberg", ha lamentado, antes de tildar de "vergonzoso" que "las atrocidades sexuales cometidas por las fuerzas estatales contra la infancia se hayan duplicado de 2018 a 2019". "Los Gobiernos y sus fuerzas de seguridad deben hacer más para proteger a los más vulnerables en cualquier conflicto, incluidos los niños y niñas", ha agregado Ashing.

RETOS AL SOBREVIVIR Y LA NECESIDAD DE APOYO

Los niños y niñas que sobreviven se enfrentan a varios retos, agravados en los conflictos armados, como son la falta de sistemas y procesos para denunciar el delito, el estigma, el miedo a las represalias y la falta de apoyo.

El trauma que provoca puede tener consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas duraderas. La brutalidad del acto físico en sí puede ser especialmente perjudicial para los niños y niñas, cuyos cuerpos no están completamente desarrollados.

Así, las niñas pueden sufrir prolapsos uterinos, fístulas y otras lesiones en su sistema reproductivo, enfrentarse a complicaciones por embarazos precoces e incluso a la muerte como consecuencia de abortos inseguros. Tanto las niñas como los niños corren el riesgo de sufrir daños urinarios y anales, y se exponen a enfermedades de transmisión sexual que, si no se tratan, pueden causar daños a largo plazo e incluso la muerte.

"Hay muchos más niños y niñas víctimas que necesitan apoyo urgente, ya que cualquier forma de violencia sexual contra la infancia es terrible y debe cesar de inmediato", ha insistido Ashing.

El Premio Nobel de la Paz en 2018 y fundador del hospital de Panzi en RDC, Denis Mukwege, ha relatado que, cuando abrió el centro en 1999, "nunca hubiera imaginado" que algunos de sus primeros pacientes no iban a ser madres embarazadas y sus recién nacidos, sino bebés que habían sido violados.

"La superviviente más joven que traté solo tenía seis meses cuando fue agredida", ha lamentado, recalcando que es "absolutamente inaceptable que más de 72 millones de niños y niñas en el mundo vivan cerca de grupos armados que utilizan la violencia sexual contra ellos". "La comunidad internacional puede y debe hacer más", ha remachado Mukwege.

LA INFANCIA, EN EL CENTRO

En este contexto, Save the Children ha hecho un llamamiento a los líderes mundiales, a los expertos en seguridad, a los donantes, a los miembros de la ONU y a las ONG para que sitúen a la infancia en el centro de cualquier acción internacional contra la violencia sexual en zonas de conflicto, lo que incluye impulsar servicios y programas que reconozcan y atiendan sus necesidades especiales.

De forma paralela, ha solicitado a todos estos actores que "acaben con la impunidad de la violencia sexual contra los niños y niñas, reforzando las leyes para que los autores de estos delitos rindan cuentas" y que refuercen y coordinen "mejor" la recogida de datos sobre la violencia sexual contra la infancia en los conflictos.

La organización también ha pedido que se incremente la financiación para garantizar que se puedan cumplir estas exigencias. "El uso de la violencia sexual como arma de guerra es deleznable. Los supervivientes de estas atrocidades merecen más de la comunidad internacional. Debemos unirnos para acabar de una vez por todas con estas graves violaciones", ha zanjado Ashing.