Actualizado 07/06/2009 16:18

Economía, la gran prueba electoral de iraní Ahmadinejad

Por Fredrik Dahl y Hashem Kalantari

TEHERAN (Reuters/EP) - En cierto modo, según dice el empresario gastronómico iraní Mohsen Misaqi, el presidente Mahmoud Ahmadinejad ha cumplido la promesa de poner la riqueza petrolera sobre la mesa de cada familia que lo llevó al poder hace cuatro años.

"Hay más dinero. Pero mucho menos poder adquisitivo. Uno no puede dejar de sentir las penurias económicas como consecuencia del aumento de precio de casi todo", dice el empresario en el centro de Teherán.

La crisis de Occidente contuvo el repentino aumento del petróleo del año pasado, pero el incremento de los precios de artículos de consumo y la falta de empleo son todavía las quejas más fuertes en Teherán, mientras la república islámica se acerca a unas elecciones presidenciales en las que Ahmadinejad afronta el desafío de los reformistas.

Gente como el ama de casa Behjat Soltani concuerdan en que la economía es el punto más débil de Ahmadinejad de cara a los comicios del 12 de junio.

"La situación económica de nuestra familia se ha deteriorado considerablemente comparado con cuatro años atrás", dijo la mujer de 41 años, luciendo un velo negro en la cabeza mientras compraba comida en una pequeña tienda de Teherán.

Pero si para algunos en la capital tales cuestiones básicas funcionan en contra del presidente, puede que Ahmadinejad sea más fuerte electoralmente en el sector rural. Los pobres del campo que lo apoyaron en los últimos comicios se han beneficiado con su generosidad y gustan de su imagen realista.

"El todavía goza de una popularidad duradera, aunque probablemente no tan alta como hace unos años, entre las masas urbanas y rurales", dijo Karabekir Akkoyunlu de la consultora de riesgo AKE Ltd. en Londres.

Cuando las arcas del Estado se hincharon por los petrodólares, el Gobierno de Ahmadinejad se zambulló en una serie de gastos tras su sorprendente victoria en las urnas en el 2005, durante frecuentes viajes a las provincias para prodigar créditos y efectivo a los más necesitados.

Durante una típica visita a la provincia noroeste de Qazvin en mayo, su Gobierno anunció 160 iniciativas de desarrollo local de carreteras y suministro de agua a instalaciones deportivas.

Los políticos que buscan negarle un segundo mandato lo acusan de economía de "caridad" y de tratar de atraer votantes con dádivas, como la publicitada distribución del "excedente de producción" de papas en diferentes lugares a comienzos de este año.

El ex primer ministro Mirhossein Mousavi, visto como el principal rival moderado de Ahmadinejad, dice que esto ofende la dignidad de las personas sin atender las causas fundamentales de la pobreza.

"TODAVIA EN CRECIMIENTO"

Entre los votantes de la capital, hogar de más de 15 por ciento de los más de 70 millones de habitantes en rápido proceso de urbanización, las frustraciones económicas tienden a ensombrecer la disputa nuclear que Irán mantiene con Occidente, aunque los rivales del presidente dicen que su rebeldía perjudica a la economía porque aísla al país.

Puede que la inflación haya bajado del máximo del 30 por ciento del año pasado, alcanzando un 18 por ciento anual en marzo, pero muchos iraníes dicen que todavía no pueden costear alimentos y otros productos básicos.

Los críticos del Gobierno también sostienen que las políticas de gastos libres durante el alto precio del petróleo dejó al quinto mayor exportador de crudo del mundo en condiciones de vulnerabilidad ante el derrumbe que comenzó en el 2008.

A pesar de la marcada recuperación de este año, el crudo sigue por debajo de los 75 dólares el barril, nivel al que Irán mostraría déficits de cuenta corriente, según dijo el Fondo Monetario Internacional el año pasado.

Ahmadinejad, quien prometió durante la campaña del 2005 compartir las riquezas petroleras de Irán más equitativamente, responsabiliza a la inflación de dos dígitos por los precios internacionales de alimentos y energía que llegaron a un máximo el año pasado y ha reemplazado al director del banco central, quien trató de refrenar la política monetaria.

Sostiene que la economía petróleo-dependiente, con un PIB de alrededor de 360.000-370.000 millones de dólares según proyecciones del FMI del año pasado, todavía está arrojando un crecimiento anual del 5 al 6 por ciento y le está yendo mucho mejor que a los enemigos occidentales de Irán.

"Hay un crecimiento negativo dónde sea que uno mire, pero en Irán el índice de crecimiento es positivo", dijo en mayo. El año pasado, aseveró que Irán podría arreglárselas durante tres años en base a sus reservas de divisas extranjeras incluso si los precios del petróleo "llegaran a cero".

Un diplomático occidental indicó que puede que la recesión económica haya llegado más tarde a Irán, pero éste se enfrenta a problemas cada vez mayores como resultado de una caída de los precios del crudo de casi 60 por ciento en el transcurso del año pasado, que golpea a las manufacturas y a la construcción.

"Está difícil (...) si logran crecer será que han hecho las cosas bien", dijo el diplomático.