Actualizado 09/04/2014 15:04

El autor del tiroteo de Fort Hood será enterrado sin honores

La base militar de Fort Hood, Texas
Foto: Reuters

SAN JUAN, 9 Abr. (Notimérica/EP) -

   El soldado Iván López López, autor del tiroteo registrado el pasado 2 de abril en la base militar estadounidense de Fort Hood (Texas), tras lo cual se suicidó, será enterrado sin honores en su país natal, Puerto Rico, adonde se espera que lleguen sus restos este jueves, 10 de abril.

   El militar, de 34 años de edad, mató a tiros a tres compañeros: el sargento de tierra Timothy Owens, de 37 años; el sargento de primera clase Danny Ferguson, de 39; y Carlos Lazaney, de 38 años. Después se disparó a él mismo y murió.

   Iván López López, natural de Guayanilla, municipio situado en el Sur de Puerto Rico, recibirá sepultura este próximo sábado, 12 de abril, en dicha ciudad portuaria, según ha revelado el Nuevo Día.

   "En los actos fúnebres no hará presencia de militares. Los honores han sido retenidos hasta que concluya la investigación", señaló Glidden López Torres, portavoz de la familia López López.

   En un comunicado, la familia pidió "tanto al pueblo de Puerto Rico como a la nación americana", "una oración por todas las familias involucradas en este suceso". "Mi hijo no podía estar en su sano juicio. Él no era así", expresó por su parte el padre, Iván López.

   Y es que al momento de ocurrir la tragedia, el joven militar estaba siendo tratado "por problemas de salud mental", según dijo entonces el oficial al mando de la base, el teniente general Mark A. Milley.

   El suceso dejó un saldo de cuatro soldados muertos (incluido el autor del tiroteo) y otros 16 heridos. El autor de los disparos se dirigió a dos edificios de la base y abrió fuego contra algunos compañeros, en un incidente que duró entre 15 y 20 minutos.

TRÁGICOS PRECEDENTES EN FORT HOOD

   En estas mismas instalaciones, el 5 de noviembre de 2009, se produjo uno de las peores matanzas contra militares en territorio estadounidense cuando el psiquiatra militar Nidal Hasan asesinó a trece soldados e hirió a otros 32. Hasan reconoció los asesinatos y aseguró que lo hizo para proteger a los musulmanes y a los talibán de Afganistán.

   Los testigos de los hechos aseguraron que el 5 de noviembre Hasan entró en las instalaciones médicas de la base de Fort Hood donde los soldados estadounidenses iban a someterse a controles médicos y a ser vacunados. El psiquiatra se subió entonces a una mesa, gritó una bendición islámica y comenzó a disparar con dos pistolas, parando únicamente para recargar.