Actualizado 05/08/2009 20:01

EEUU tiene la palabra en gestiones por crisis Honduras

Por Fabián Cambero y Gabriela Donoso

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Después de un mes del derrocamiento del presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y una mediación internacional sin resultados, la solución para su regreso al poder parece estar en manos de Estados Unidos, que conserva una posición tibia.

Washington condenó el derrocamiento de Zelaya, expulsado del país por soldados el 28 de junio, y suspendió ayuda militar a la empobrecida nación centroamericana, pero ha evadido tomar acciones más agresivas como retirar a su embajador y sus militares del país o imponer sanciones comerciales.

Paradójicamente, cuando antes se le criticaba su intervencionismo en América Latina, ahora un izquierdista como Zelaya pide a Estados Unidos apretar las tuercas al Gobierno de facto de Honduras, justo cuando la administración de Barack Obama quiere una relación más equilibrada con la región.

Según analistas, la Casa Blanca parece más dispuesta a esperar las elecciones de noviembre en Honduras, una solución que, aunque incómoda, le ahorraría a Obama quejas republicanas por endurecer su postura ante lo ocurrido en Honduras, mientras por otro lado suaviza las restricciones a Cuba.

"Las gestiones internacionales en Honduras están sirviendo muy poco. Aquí el factor decisivo es lo que haga Estados Unidos y Estados Unidos está mostrando muy poco apetito de sancionar como podría al Gobierno de (el presidente de facto, Roberto) Micheletti", dijo el analista Kevin Casas-Zamora, del Brookings Institution en Washington.

"Estados Unidos está desesperado porque lleguen las elecciones por imperfecta que pueda ser la solución que emerja de ellas (...). Me parece que la expectativa es que las elecciones van a hacer que se pase la página", añadió.

El derrocamiento de Zelaya, quien en un giro a la izquierda se alió al presidente venezolano, Hugo Chávez, generó una condena internacional generalizada que incluyó la suspensión del país de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Una misión internacional viajaría a Honduras esta semana para intentar destrabar la situación y que el Gobierno de Micheletti acepte el plan del presidente costarricense Oscar Arias, quien como mediador propuso una solución, pero una salida parece lejana si Estados Unidos no ejerce más presión.

El Gobierno de facto se niega a restituir a Zelaya y amenaza con arrestarlo por violar la Constitución por intentar realizar una consulta popular que abriera paso a la reelección presidencial, entre otras acusaciones.

El propio Zelaya reconoció el martes que pese a los esfuerzos diplomáticos, la solución más efectiva sigue en manos de su poderoso vecino del norte.

"Honduras, con todo lo que dicen los golpistas, no depende de Caracas, Honduras depende de Washington (...) Estados Unidos sólo hace así la mano (aprieta el puño) y ese golpe dura cinco segundos", enfatizó en una entrevista con la cadena CNN.

PRESION INDIRECTA

Para Estados Unidos, derivar en terceros la salida a la peor crisis centroamericana en 20 años es una opción menos complicada y le permite no tener que hacer frente común con Chávez, un declarado detractor de las políticas de Washington.

"Está claro que Obama, cuando mira al sur, mira a México y Brasil, entonces en la medida en que pueda generar apoyo entre el presidente Calderón y el presidente Lula, esto podría aumentar la presión e influir algo", dijo Michael Shifter, analista del InterAmerican Dialogue en Washington.

Zelaya se entrevistó el martes en México con su homólogo Felipe Calderón y en los próximos días viajará a Brasil para encontrarse con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Sin embargo, Shifter ve probable que la situación se extienda sin una acción directa por parte de la Casa Blanca.

"Si pasa el tiempo y (Estados Unidos) no descongela (su posición), creo que va a ser difícil lograr y cumplir con los términos del acuerdo de San José (plan de Arias)", apuntó.

La mediación de Arias contempla el retorno de Zelaya a la cabeza de un Gobierno de unidad que le permita concluir su mandato y adelantar en un mes las elecciones presidenciales.

La OEA ha dicho que no reconocerá a un Gobierno surgido de las elecciones de noviembre sin que regrese Zelaya, pero Estados Unidos podría ser menos radical.

"Estados Unidos sigue con su misma posición que Zelaya tiene que regresar (...) pero creo que está aumentando la presión aquí en Washington por parte del sector republicano sobre la administración Obama, lo que va a limitar su posición de arriesgarse", agregó Shifter.

Según el consultor político Héctor Ygonet Céspedes, ningún organismo internacional, ni el propio Departamento de Estado de Estados Unidos, parecen estar interesados genuinamente en el retorno de Zelaya.

"Deberá conformarse con los discursos académicos y el 'apoyo moral' de las naciones aliadas", aseguró.

(Con contribución de Enrique Andrés Pretel en Caracas, Editado por Anahí Rama y Silene Ramírez)