Actualizado 28/06/2009 03:16

Ejército israelí obliga a beduinos a levantar carpas

Por Douglas Hamilton y Ali Sawafta

WADI AL MALEH, Cisjordania (Reuters/EP) - Ejerciendo su autoridad como potencia ocupadora, el ejército israelí comenzó a levantar los campamentos de beduinos en Cisjordania, donde estos pastores nómadas han alimentado a su ganado durante años.

Dos docenas de familias fueron desplazadas en lo que va de este mes en operaciones de desalojo que tienen como blanco las bajas tiendas negras dispersas por las colinas resecas del norte del Valle del Jordán.

Funcionarios palestinos dicen que unas 200 familias están amenazadas. Las autoridades israelíes, aplicando lo que el grupo de derechos humanos Human Rights Watch denomina una "política despiadada", aseguran que los beduinos están siendo trasladados de una zona bajo fuego militar para su propia protección.

Puede que sus viviendas no sean más que carpas, pero para los beduinos que vivían junto a un manantial al que se refieren como "agua dulce", eran su hogar, hasta que fueron recogidas con una pala excavadora del ejército y depositadas en una pila.

Rediles de animales fueron aplastados y los pocos restos de camas y mobiliario destartalado fueron apilados a la intemperie.

"Hemos estado viviendo en esta tierra durante siete años", dijo Mohammad Kaabneh, de 38 años, y padre de nueve hijos. "Los soldados nos dijeron que nos mudásemos porque esta era una zona militar. Pero no tenemos otro lugar adonde ir", añadió el hombre.

El desalojo es un ejercicio extraño: no hay casas para que el ejército derribe como lo haría en otros casos cuando considera ilegales a las construcciones, de modo que los campesinos pueden montar sus tiendas en otro lugar.

Un portavoz de la Administración Civil de Israel dirigida por el ejército en Cisjordania dijo que hace un tiempo que vienen tratando de persuadir a los beduinos de mudarse a una ubicación más segura.

"Cuando esto fracasó, les advertimos que estaban poniendo sus vidas en riesgo al colocar sus tiendas en medio de una zona militar y que podrían ser evacuados", dijo el portavoz.

"PELIGRO"

El mes pasado, el ejército colocó carteles sobre los caminos de tierra de los beduinos con la inscripción: "Peligro. Zona de fuego. Prohibida la entrada".

Las notificaciones de desalojo fueron emitidos, sin derecho a apelarlos, y se les dijo a las familias que se mudaran en 24 horas. Tres semanas más tarde llegaron soldados sin previo aviso y desarmaron los campamentos.

Algunos de los pastores asguran que han vivido en esa tierra desde la década de 1950 y se han negado a dejarla.

Los peligros son reales. "Yo perdí a mi hijo", dijo Qadri Daraghmeh. El joven de 19 años murió producto de una explosión en enero de 2008, explicó, y los investigadores del ejército dijeron que fue por una mina dejada después de un ejercicio. "Pero no hay otro lugar adónde ir", añadió el pastor.

Pocas horas después de que se fueran los soldados, la familia de Kaabneh se mudó unos cientos de metros, en una tienda improvisada sin paredes para protegerse del severo calor. Sus cabras de refugiaron bajo una gran palmera, usando cada centímetro de sombra.

"Simplemente las volveremos a levantar, como lo hicieron nuestros vecinos", aseguró, apuntando a la carpa de una familia que, según dijo, había sido desalojada horas atrás.

El primer ministro palestino, Salam Fayyad, quien visitó la zona recientemente, dijo que el ejército israelí podía demoler los campamentos, pero "nosotros construimos porque esta es la única forma que nuestro pueblo tiene de permanecer en su tierra".

Human Rights Watch observó que bajo una orden del ejército israelí de 1970, la gente que viva en una zona militar puede ser desalojada sin una orden judicial excepto aquellos designados como "residentes permanentes."

Funcionarios palestinos dicen que en la zona hay dos áreas de entrenamiento militar que abarcan 150 kilómetros cuadrados. Desde que fue declarada una zona militar "hace años," según Human Rights Watch, los desalojos podrían haber sido ordenados en cualquier momento.

No había explicación de por qué estaban siendo llevadas a cabo recién ahora.

Daraghmeh dijo que muchas familias sí tienen título certificado para el pastoreo, incluyendo el suyo "de mi abuelo". Pero la Suprema Corte de Israel dijo que no pueden ser considerados residentes permanentes.

Los beduinos aseguran que el ejército y los funcionarios israelíes dijeron que todos serían retirados de la zona en su debido momento, lo que tal vez abarque a 2.000 personas en campamentos dispersos a ambos lados de una sinuosa carretera que se extiende unos 20 kilómetros.

"Hace 15 años que estamos aquí", dijo Amal Qasem, quien vive en un par de grandes tiendas con sus niños descalzos, con una docena de terneros que evitan el calor del mediodía en un pequeño corral techado.

"Sacamos agua del manantial. Pero ahora los colonos vienen, lo usan como una pileta y nos dicen que nos vayamos. Temo que el ejército pronto vendrá a echarnos", dijo la mujer.