Actualizado 09/07/2009 00:17

Ejército mexicano, rebasado por violencia narcos Ciudad Juárez

Por Julián Cardona

CIUDAD JUAREZ, México (Reuters/EP) - Un masivo incremento de la presencia del Ejército mexicano no ha podido contener la violencia de los narcotraficantes en la norteña Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos y en el centro de la guerra antidrogas del presidente Felipe Calderón.

Los 10,000 soldados y policías federales que llegaron en marzo trajeron una calma temporal a la ciudad, pero tres meses más tarde los asesinatos del narcotráfico se han reanudado y rebasan los niveles del 2008, según la policía y los medios.

Calderón, cuyo partido Acción Nacional (PAN) sufrió una dura derrota en los comicios parlamentarios del fin de semana, está bajo presión para entregar resultados en seguridad, mientras la golpeada economía afecta su popularidad.

En Ciudad Juárez, policías corruptos aún trabajan abiertamente para los cárteles pese a las omnipresentes patrullas militares. Y en los diarios locales no faltan imágenes de cuerpos acribillados a balazos en las calles.

Tras unas pocas semanas de calma, la cuenta de muertes en la ciudad subió a 900 en lo que va del año, comparado con los 800 que se registraron en los primeros seis meses del 2008.

En un caso reciente, un hombre que llamó a una línea de denuncias contra el narcotráfico para reportar actos sospechosos cerca de su casa desapareció, y luego fue hallado torturado y en coma dentro de un vehículo todoterreno que chocó contra un árbol.

En su cuerpo encontraron una nota que decía: "Esto les pasa a los que hablan al 060". El hombre murió posteriormente.

La fallida operación del Ejército en ciudad más violenta de México es un golpe para el presidente, quien ha hecho del control a la violencia ligada al narcotráfico una prioridad.

"Se incrementaron y fue algo muy notorio. No se puede ocultar", dijo a Reuters el general José de Jesús Espitia, comandante militar del estado de Chihuahua.

"Es un repunte que se hace y realmente no tengo alguna explicación concreta", agregó.

MILITARES PIERDEN APOYO

El Gobierno celebró al principio la caída del 70 por ciento en la tasa de asesinatos tras el envío de los uniformados a la ciudad, ubicada en medio del desierto y que comparte frontera con El Paso, en Texas.

El año pasado hubo un registro de 1,600 asesinatos por el narcotráfico y la ciudad es un símbolo de una guerra que ha causado la muerte a 12,300 personas desde que Calderón subió al poder a finales del 2006.

Pero, sin imponer toques de queda nocturnos, los soldados no pueden controlar una ciudad de 1.6 millones de habitantes.

En junio llegó a reportarse hasta una decena de muertes diarias, desde narcos asesinados en sus autos a policías corruptos torturados hasta morir por cárteles rivales.

Inversionistas y funcionarios estadounidenses, preocupados por los 235,000 empleos manufactureros y las 70 empresas de la lista Fortune 500 en el área El Paso-Ciudad Juárez, esperaban una pronta victoria que se propagara a todo México.

Pero los lentos avances contra la corrupción policial y el contrabando de armas desde Estados Unidos afectan el progreso de los militares.

Washington ha prometido poner control al contrabando de armas, pero en México abundan los agentes aduanales corruptos, y las tiendas de armamento estadounidenses -donde se venden fusiles de asalto como el AK-47- tienen muy fácil acceso.

"Los soldados sólo tendrán un impacto de corto plazo mientras el Gobierno no haga más para reducir el acceso de los cárteles a armas, confisque su dinero en la frontera y limpie la policía", dijo Alberto Islas, un consultor de seguridad cuyos clientes incluyen bancos y minoristas foráneos.

El capo del narco Joaquín "el Chapo" Guzmán, del estado de Sinaloa en la costa del Pacífico, está en guerra contra sus rivales del Golfo de México por las rutas del tráfico de drogas hacia Estados Unidos, un negocio estimado en 40,000 millones de dólares al año.

Además, las filas de los narcotraficantes aumentan con los mexicanos desempleados a causa de la recesión.

Los residentes han comenzado a manifestarse en las calles.

"¿De qué sirve que haya 10,000 soldados si no tenemos seguridad en nada, si tenemos miedo hasta de salir a la tienda de la esquina?", dijo la vendedora Luisa Rivera.

(Con reporte adicional de Robin Emmott, editado en español por Marion Giraldo)