Actualizado 05/10/2010 16:50

España/Venezuela.- Caracas tiene "serias dudas" de que la confesión de los etarras haya sido "totalmente voluntaria"

El embajador dice no tener "ninguna certeza" de que Cubillas siga en su cargo del Ministerio de Agricultura y rechaza que sea extraditado


MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -

El embajador de Venezuela en España, Julián Isaías Rodríguez, ha reconocido este martes que su país tiene "serias dudas" de que las declaraciones de dos etarras asegurando que recibieron cursos de formación en Venezuela en el verano de 2008 por parte de los terroristas Arturo Cubillas Fontan y José Lorenzo Ayestaran hayan sido "totalmente voluntarias".

"La supuesta confesión bien pudo ser arrancada irregularmente, y si así fuera no tendría ningún valor probatorio. Bien pudo ser una estrategia jurídica de los imputados para aminorar la pena y tampoco tendría o tiene valor probatorio contra terceros", ha explicado.

Así se ha expresado el embajador en su declaración inicial ante los medios de comunicación, pero después, en el turno de preguntas, ha remarcado que con estas palabras no pretende sembrar dudas sobre "cómo se administra la justicia en España", sino sobre "el concepto de confesión".

Por ello, ha añadido que con sus declaraciones "simplemente" hace "conjeturas, desde un punto de vista teórico, sobre que no toda confesión puede darse como válida" y que "no hay confesión que no esté sujeta a investigación".

Para Rodríguez, los presuntos etarras Javier Atristain y Juan Carlos Besance pueden haber declarado que recibieron formación en Venezuela "para que les aminoren la pena". Por tanto, ha considerado "absurdo" que se dé "más credibilidad a uno o dos imputados que a un Estado que ha cooperado con las causas de la paz".

A este respecto, el embajador ha insistido en que el Gobierno de Hugo Chávez condena "de forma contundente" el terrorismo y que, por tanto, "no quiere absolutamente nada con el terrorismo en todo el mundo, no solamente con ETA".

CUBILLAS ES DE "SÉPTIMA U OCTAVA CATEGORÍA"

Sobre Cubillas, director adscrito a la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierras del Gobierno de Chávez, Rodríguez ha defendido que no se trata de un alto cargo de la Administración venezolana, sino que estaría en "séptima u octava categoría" en una estructura ministerial.

Además, ha asegurado que no le consta "oficialmente" que Cubillas continúe en el cargo. "No tengo oficialmente ningún elemento para decir que esté en ese cargo. No tengo ninguna certeza, pudiera estar o pudiera no estar", ha señalado.

En cualquier caso, ha remarcado que el presunto etarra, procesado en ausencia por colaboración con la banda y tenencia de explosivos y al que el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno acusa de adiestrar en 2008 a Atristain y Besance, "tiene derecho a no ser extraditado a España por su condición de venezolano".

DUDA DE LA "EFICIENCIA" DE INTERPOL

Sobre la orden internacional de detención cursada contra Cubillas por el juez Eloy Velasco, el embajador ha explicado que la institución que debe ejecutarla es Interpol, cuerpo que, según ha dicho, "no ha llevado a cabo en Venezuela ninguna acción para detener a ninguna persona, no sólo a Cubillas".

De hecho, ha aprovechado para denunciar que el Gobierno venezolano ha dictado varias órdenes internacionales de arresto contra "funcionarios huidos" y que Interpol tampoco los ha detenido, por lo que ha puesto en duda la "eficiencia y eficacia" de este cuerpo policial. "Si Interpol actúa, debe hacerlo para todos", ha añadido.

No obstante, ha aclarado que Cubillas llegó a Venezuela hace 30 años y que, por lo tanto, "no es posible que, de pronto, se dispare a quemarropa" al Gobierno de Chávez por una situación que ha "heredado" y de la que "no es responsable".

ATAQUE AL PP

Sobre las exigencias del PP al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero para que presente una protesta formal después de que se conociera la confesión de los etarras, Rodríguez ha lamentado que los 'populares' "no tienen otro discurso" que el de atacar a Chávez desde el fallido golpe de Estado de 2002, en el que, según ha insistido, "el PP participó".

A su juicio, la estrategia del principal partido de la oposición es que "la relación con Venezuela sea un filón electoral", pero ha advertido de que "hay que tener mucho cuidado porque los filones electorales se agotan y vuelven contra los que quieren utilizarlos como un búmerang".