Actualizado 30/03/2017 15:46

Evo Morales pide a Michel Temer que se una al proyecto del corredor bioceánico

LA PAZ, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -

El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha instado este lunes a su homólogo brasileño, Michel Temer, a unirse al proyecto del Tren Bioceánico que pretende unir los océanos Pacífico y Atlántico --y que Perú defiende que debe pasar por suelo boliviano--.

En el marco de un acto de firma de varios acuerdos energéticos entre Bolivia y Brasil, Morales se ha dirigido al ministro de Minas y Energía brasileño, Fernando Coelho, para que este "transmita al hermano presidente" que ante la "gran integración estratégica y construcción de caminos y ferrocarril", los tres países "ganarían mucho" con el ferrocarril bioceánico.

"Felizmente de muchas gestiones ya está en proceso esta integración", ha indicado el mandatario, quien se ha mostrado "convencido" de que un ferrocarril de Puerto Santos --el principal puerto de Brasil-- a Puerto Ilo, en Perú, atravesando Bolivia "sería el canal de Panamá del siglo XXI", según declaraciones recogidas por la Agencia Boliviana de Información, ABI.

En este contexto, Morales ha llamado a dejar a un lado las diferencias ideológicas entre sus Gobiernos y a trabajar "juntos" en este proyecto, apenas un día después de asegurar que La Paz ya está cerca de tener su propia salida al mar.

"Como hermanos vecinos estamos obligados a trabajar conjuntamente, respetando nuestra diferencia ideológica", ha explicado el mandatario boliviano.

"Es un derecho ser procapitalista, proimperialista o antiimperialista; es un derecho de los pueblos que elijan quiénes son sus presidentes; pero independientemente de eso estamos obligados a trabajar", ha señalado.

La semana pasada, el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, defendió que este corredor atravesara Bolivia.

"Vamos a conversar de varios temas, principalmente del corredor bioceánico, que a mi juicio, debería pasar por Bolivia en vez de por la selva brasileña", dijo entonces desde Sucre.

La ciudad peruana de Ilo, en el océano Pacífico, y el puerto brasileño de Santos, en el Atlántico, serán los extremos de un corredor de 3.000 kilómetros cuya construcción costará 10.000 millones de dólares. China y Alemania están interesados en participar en el ámbito financiero.