MANILA, 6 Oct. (DPA/EP) -
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha ordenado a las fuerzas de seguridad que destruyan toda la droga confiscada en el plazo de una semana con el fin de evitar que las sustancias sean revendidas, según ha informado este martes su portavoz.
En un mensaje a la población a última hora del lunes, Duterte dijo que el Gobierno debería mantener solo una pequeña cantidad para usarla como prueba contra sospechosos de narcotráfico y no tener que soportar la carga de almacenar todas la droga incautada.
"El presidente ha ordenado la destrucción de toda la droga confiscada y la que está almacenada como prueba contra personas del mundo de la droga", ha explicado el portavoz presidencial, Harry Roque, aclarando que para ello "ha dado el plazo de una semana".
Según Roque, el Tribunal Supremo permite la destrucción de las drogas ilegales confiscadas después de que se haya efectuado un inventario para usarlo como prueba. "El sistema judicial y el presidente están de acuerdo en que todas las drogas ilegales deberían ser destruidas porque podrían ser revendidas", ha agregado el portavoz.
De acuerdo con la Agencia Antidroga de Filipinas (PDEA), puede destruir "más o menos una tonelada de 'shabu' la próxima semana", en referencia al término usado en el país para la metanfetamina, la sustancia más consumida por los filipinos.
Desde 2016, cuando Duterte se convirtió en el presidente y lanzó su guerra contra las drogas, las fuerzas de seguridad se han incautado de más de 7.000 kilos de 'shabu', con un valor en las calles de 53.000 millones de pesos (más de 1.100 millones de dólares). También se han incautado de cocaína, marihuana y otras sustancias.
Más de 5.800 sospechosos de tráfico de drogas han sido abatidos en operaciones policiales durante este periodo. Los grupos de defensa de los Derechos Humanos denuncian que el balance de víctimas podría ser hasta el triple, debido a que también se han producido muertes a manos de grupos de vigilancia vecinal o asesinos a sueldo.